La carrera para el 26-J
El rey firma el decreto de convocatoria de elecciones para el 26 de junio con el que arranca otra maratoniana campaña de 50 días. ¿Cómo afrontan los partidos esta nueva cita con las urnas?
Así es el calendario electoral hasta el 26-J / EUROPA PRESS
Madrid
El último día para que pudiera investirse a un presidente del Gobierno, el Congreso ha estado cerrado. Los políticos, otra vez candidatos, se han dedicado a hacer campaña o a dejar el día pasar para que, oficialmente, caduquen los plazos y la maquinaria electoral vuelva a ponerse en funcionamiento. El rey firma este martes el decreto de disolución de las Cortes que tendrá, por primera vez, el refrendo del presidente del Congreso en esta inédita repetición electoral. El Boletín Oficial del Estado publicará posteriormente ese decreto. Los partidos tienen hasta el día 13 para comunicar si forman coaliciones. Será la fecha en que se despeje la duda de quién se presenta con quién y dónde. El 10 de junio empieza oficialmente la campaña y el día 26, se vota. El decreto que saldrá de Zarzuela especificará también el día en que se constituirán las nuevas cortes, que previsiblemente será el 20 de julio ¿Cómo afrontan los cuatro partidos con mayor representación esta nueva cita con las urnas?
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Partido Popular
El PP afronta el 26-J más desestructurado que nunca. Con gestoras en Madrid y Valencia, con sus cargos muy pendientes de los casos de corrupción -de si imputan o no a Rita Barberá- y sin liderazgos a nivel territorial porque Rajoy no ha permitido que se celebrasen los congresos regionales que habrían facilitado la renovación. Algunas formaciones no tienen peso, en otras las crisis internas se tapan a la espera de los resultados electorales. Los equipos populares están hartos de que se les vuelva a pedir un nuevo esfuerzo aunque todos son conscientes de que se vive un momento crucial. En Génova dan por hecho que su formación volverá a ganar, que podrán crecer al menos cinco escaños y que si suman con la formación de Albert Rivera, pueden rozar la mayoría absoluta. No creen que ya nadie quiere responsabilizarse de ir a unas terceras elecciones.
PSOE
Los socialistas afrontan la campaña en una delicada situación interna con un candidato al que cuestionan los principales dirigentes territoriales y al que el sábado Susana Díaz le vino a decir que lo único que le vale es ganar. Los puentes entre ambos están prácticamente volados, pero en el PSOE andaluz aseguran que van a hacer campaña a pleno rendimiento. Su reto ahora es, como poco, mantener la diferencia de 600.000 votos que sacó a Podemos en Andalucía y que evitó el sorpasso en España, una diferencia vital para Pedro Sánchez. Son estratégicas también Cataluña y Madrid. Ferraz espera que los cambios en las listas sirvan de revulsivo tras el hundimiento de diciembre. En Madrid cuentan con que haya trasvase de votos de Podemos al PSOE, y en Cataluña admiten que el pacto con Ciudadanos ha colocado su discurso en una complicada situación de la que tienen que salir. Hay un enemigo al que teme el conjunto del PSOE: la abstención de la izquierda.
Podemos
En Podemos su líder admite la necesidad de rebajar el tono con el PSOE y en la semana decisiva con respecto a la confluencia con IU, en la que también habrá consulta a las bases, Iglesias asegura que si con esta coalición da el sorpasso a Sánchez tenderá la mano para un gobierno de coalición. La formación morada pretende, como ya hizo en la campaña anterior, dibujarse como el partido del voto útil para lo que llaman el socialista de corazón. Se comprometen a que si ganan al PSOE, gobernarán con él frente a un escenario alternativo de un Pedro Sánchez entregado a la gran coalición. Iglesias ha insistido en los últimos días en que pedirán al resto de partidos, como ha hecho su formación, que informen de cuál será su política de pactos tras las elecciones.
Ciudadanos
En Ciudadanos temen que el pacto con el PSOE les pase factura y parte del electorado vuelve a votar el PP. Aseguran que eso podría ocurrir en Madrid o en otras zonas, como la Comunidad Valenciana, donde confían en que los presuntos casos de corrupción frenen su desgaste. Albert Rivera venderá la alianza con Sánchez como un ejemplo de diálogo entre fuerzas distintas y seguirá señalando a Mariano Rajoy como el problema para que el PP se regenere y pueda estar al frente de un Gobierno reformista. La dirección del partido reconoce que las campañas no son su punto fuerte y evitan crear falsas expectativas sobre el resultado. Los estrategas de la formación naranja se dan por satisfechos con igualar los 40 escaños que consiguieron el 20 de diciembre.