Pedro Sánchez, militante tenaz
Su liderazgo al frente del partido acabó en 2016 de una forma amarga y bochornosa, en un Comité Federal que partió en dos el PSOE. Sin embargo no se rindió y superado el lance, volvió a la carretera y ha reconquistado la secretaría general
Madrid
Orgulloso de ser el primer secretario general elegido por el voto de la militancia, Pedro Sánchez se hizo cargo del PSOE en julio de 2014, tras el batacazo electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba en las Elecciones Europeas de mayo. Con el apoyo del 49 por ciento de los votos, se impuso a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Luego, en un Congreso Extraordinario, los delegados lo ratificaron por aclamación.
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Paradojas de la vida, tuvo que defenderse de aquellos que le pusieron la etiqueta de "marioneta de Susana Díaz", por el apoyo que había recibido de la poderosa federación andaluza. La hoja de Pedro Sánchez incluía cambiar el modelo de partido, dar más protagonismo a las bases y prometió unidad.
Afiliado al PSOE desde 1993, inició su carrera hacia la Secretaría General desde el pueblo extremeño de Don Benito en diciembre de 2013 y presumía de haber recorrido 45.000 kilómetros para lograr el apoyo de los militantes. Se definió incluso como "el candidato de la carretera". Antes había tenido una carrera política discreta, sin cargos orgánicos. Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid entre 2004 y 2009 y diputado en el Congreso entre 2009 y 2011.
A pocos meses de las Elecciones Municipales y Autonómicas de 2015, en febrero, dio un golpe de autoridad en la federación más convulsa del socialismo, la madrileña, al destituir a Tomás Gómez y poner al frente del partido una gestora dirigida por Rafael Simancas.
No tuvo rival en las primarias socialistas a la Presidencia del Gobierno para las elecciones de 2015, por lo que fue ratificado por el Comité Federal. Y comenzaron a sucederse las citas electorales y los resultados no acompañaron. No obstante, tras las Generales de diciembre intentó formar gobierno y fracasó su investidura en el Congreso.
La repetición de los comicios trajo un peor resultado para el PSOE en junio de 2016 y aferrado a su 'no es no' a Rajoy soportó el chaparrón, dentro y fuera de su partido hasta el 1 de octubre. Aquel día un tenso Comité Federal dividió el partido en dos bandos irreconciliables y puso fin al liderazgo de Pedro Sánchez de una forma amarga y bochornosa.
Semanas después, a pocas horas de la investidura de Rajoy y entre sollozos, renunció a su acta de diputado. Volvía a ser "un militante de base", pero anunció su objetivo de presentarse de nuevo a la Secretaría General del PSOE en un futuro congreso del partido. De vuelta a la carretera, en enero de 2017 proclamó su candidatura a las primarias socialistas, en las que se ha impuesto a Susana Díaz y a Patxi López.