Qué se come y qué se bebe en las regiones más calurosas del mundo
No solo de gazpacho y salmorejo vive el hombre acalorado
Madrid
Con media España a más de 40 grados, quizá resulte interesante conocer cómo se las apaña el resto del mundo para sobrellevar el calor, ¿verdad? Porque, aunque parezca mentira, el hombre acalorao no solo vive de gazpacho y salmorejo...
El antropólogo Francesc Xavier Medina, director de la Cátedra Unesco de Alimentación, Cultura y Desarrollo de la UOC, apunta que en muchos lugares recurren a las "bebidas e infusiones calientes" y también es muy habitual la comida picante, pero hay opciones para todos los gustos. Ahí va una muestra:
Death Valley (California, EE UU)
La tribu indígena de los Timbisha ha habitado la zona —tan bella como inhóspita— durante cientos de años y, de hecho, lo sigue haciendo. En el asentamiento de Furnace Creek, donde es habitual pasar de los 50 grados, le recomiendan a los turistas procedentes de Los Ángeles o de Las Vegas que no se sigan adentrando en el Parque Nacionales del Valle de la Muerte sin, como mínimo, tres litros de agua por persona. Pero incluso en el desierto de Mojave hay un oasis que garantiza ciertos recursos hídricos y de vegetación.
Según varios estudios antropológicos, las semillas del árbol mezquite dulce (prosopis glandulosa), una especie de habas ricas en proteínas, han jugado un papel muy importante en la alimentación de los habitantes del Death Valley. Pero Francesc Xavier Medina apunta que "aunque la mayor parte de las tribus de lo que hoy es Norteamérica han sido tradicionalmente cazadoras-recolectoras", actualmente la mayoría vive en reservas y su dieta se asemeja al "patrón americano de alimentación industrializada y, en muchos casos, precocinada". El menú de los restaurantes y cafeterías de la zona, de hecho, se basa en las hamburguesas y en la comida mexicana (con su correspondiente chile picante).
Wadi Halfa (Sudán)
Esta ciudad del norte de Sudán, de clima desértico, roza cada verano los 50 grados. Y aunque en el sur del país las temperaturas no son tan extremas, el cocinero Samy Alí, hijo de sudanés y chef del restaurante madrileño La Candela Restó, con una estrella Michelin, señala que la bebida más típica de la zona es el karkadé, una infusión de flor de hibisco que también se consume en otros países africanos.
Pero en Sudán también es muy habitual la nasha, una bebida fermentada que Alí compara con el gazpacho y que se prepara con agua, azúcar y pan de sorgo, un grano similar al maíz procedente de una planta muy resistente a la sequía y que es la base de la dieta en algunos de los países más pobres de África y también India: "Es una especie de pan líquido, refrescante y con muchos nutrientes".
Norte de África
Marruecos, Túnez, Libia o Egipto albergan también algunos de los puntos más calurosos del planeta y, aunque hay platos propios de la zona, como el tajine o el cuscús, que ya han traspasado fronteras, hay otros, como la ensalada mechuia, que no son tan conocidos. El escritor Luis Palacio señala en el libro Cien cocinas que la elaboración del plato se basa en dos procesos: asar pimientos y pimientos, y luego triturarlos en un mortero. Curiosamente, el origen de la mechuia tiene muchos que ver con la expulsión de los moriscos de la península Ibérica, lo cual facilitó la difusión por todo el Mediterráneo de ingredientes que habían llegado de América.
Esa base de puré vegetal se adereza luego con ajo picado, sal y alcaravea, una planta muy utilizada en la cocina tunecina y también en el norte de Europa que, además, forma parte de la célebre combinación de especias ras-el-hanout. Y para completar, a menudo, atún, huevo duro y aceitunas.
Sur de España
La necesidad de trabajar en el campo en verano, bajo un sol achicharrante, ha favorecido el éxito de varias sopas frías que, hoy en día, ya forman parte del recetario veraniego de medio mundo. Sopas frías como el gazpacho, el salmorejo o ajoblanco, con todas sus posibles variantes, que comparten una misma base: los productos de temporada, sobre todo sacados de la huerta, combinados de manera sabrosa y nutritiva. Y si cerca hay un botijo con agua, claro, ¡mucho mejor!
China y sudeste asiático
De Bangkok (Tailandia) a las Montañas de Gaochang (China), el continente asiático concentra también muchos puntos calientes del planeta y, aunque sus cocinas son completamente distintas, suelen compartir el gusto por las especias y, sobre todo, el picante. La periodista Mina Holland, autora de El Atlas Comestible, habla por ejemplo de los currys de Tailandia o del sur de la India, imprescindibles en estados tan calurosos como Goa o Kerala, y donde, junto al arroz y la leche de coco, también abundan el jengibre o los chiles verdes y rojos.
En la provincia China de Sichuan también se cocina mucho con jengibre, chiles (en crudo o en pastas fermentadas) y, por supuesto, con la célebre pimienta de Sichuan. Toques picantes que inundan los platos, de arroz, soja, setas y todo tipo de verduras, consiguiendo un efecto similar al de las bebidas calientes.
El Sahel occidental
El periodista de la Cadena SER Nicolás Castellano conoce bien países del Sahel como Malí, Níger o Chad. Lugares afectados por las hambrunas en los que, a menudo, se come solo lo que se tiene, pero en los que además del arroz y, con suerte, la carne de cabra o de camello, también es muy habitual beber infusiones calientes de té de menta. El antropólogo Francesc Xavier Medina detalla "la ingestión de las bebidas finalmente acaba equiparándose con la temperatura del cuerpo, por lo tanto al final, y aunque apetece normalmente más lo frío, lo caliente dentro del cuerpo se asimila a la temperatura del mismo. Y como lo caliente también hace sudar, a sensación térmica al evaporarse el agua del sudor es más refrescante".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...