Osborne estrena Toro Gallery: un viaje de las bodegas de Jerez al mundo pop
Un nuevo espacio situado en las Bodegas Osborne de El Puerto de Santa María recorre la historia del icono más internacional de España, creado en 1956 para promocionar un brandy
El Puerto de Santa María
"Alrededor del Superkilen Park de Copenhague vive gente de 60 países y, al parecer, tenían problemas de integración por lo que decidieron someter el icono del parque a votación popular".
"Un día, sin previo aviso, se me presentaron dos danesas de 80 años para pedirnos un toro. En El Puerto de Santa María. ¡Imagínate mi cara! Pero me dijeron que el mejor recuerdo de sus vidas era unas vacaciones en España, y que las vacaciones en España, para ellas, son el toro de Osborne por las carreteras. Se lo dimos, claro".
Iván Llanza, responsable de Comunicación de Bodegas Osborne, encadena una anécdota con otra: "Por eso hay 94 toros por las carreteras de España, 60 más en México... y uno en Copenhague".
El espacio Toro Gallery de El Puerto de Santa María (Cádiz), que abrirá sus puertas el próximo 31 de marzo, es un resumen visual del viaje recorrido por este icono a lo largo de medio siglo. Desde una bodega en la que se elabora brandy y vinos de Jerez, a los espacios más recóndios y exclusivos del arte contemporáneo o la cultura pop.
Fotografías de Annie Leibovitz, obras de Keith Haring, un anuncio animado de Salvador Dalí o una guitarra Gibson fabricada con madera utilizada para envejecer el vino, pero también guiños de Ferran Adrià, Manolo Escobar o Enrique Loewe, entre muchos otros.
Todo empezó en 1956, cuando Osborne optó por centrar su campaña del brandy Veterano en la silueta de este animal de culto. Un año después se instaló la primera valla de madera. Pero hubo mucho más.
"Se diseñó una estrategia de márketing 360º", explica Llanza. "Se hicieron luminosos y cartelería, se subvencionó el transporte de personas y mercancías, se patrocinaron eventos deportivos de masas"...
La valla ha evolucionado mucho, de todas formas. Empezó midiendo de 7 metros de altura, pero luego pasó a 14 y, como se muestra en Toro Gallery, es todo un coloso de la construcción: 70 planchas de metal, 1.000 tornillos, 50.000 kilos...
Una normativa de la Unión Europea sobre publicidad los puso en peligro de extinción en los 90, pero la presión popular logró que se le declarara Bien de Interés Cultural. En la práctica, un indulto.
Lo mejor, de todas formas, son las anécdotas que rodean a los objetos de la exposición: "Richard Avendon nos dijo que hacía la foto que quisiéramos, pero que tenía que ser en su estudio, así que no tuvimos más remedio que acabar metiendo un toro en el ascensor".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...