Las ONG viven su #MeToo
El escándalo de Oxfam marca un "punto de inflexión" y ayuda a destapar los casos de otras importantes organizaciones
Londres
Oxfam se ha convertido en protagonista del mayor escándalo en el mundo de la cooperación de los últimos tiempos por los abusos sexuales de su personal en Haití y Chad, si bien la ONG británica no es la única afectada por el mal comportamiento de sus trabajadores, según han revelado esta semana varias organizaciones humanitarias.
La tormenta se originó por un reportaje de 'Times' en el que revelaba que siete trabajadores de la misión que Oxfam desplegó en Haití tras el devastador terremoto de 2010, entre ellos su jefe, Roland van Hauwermeiren, contrataron los servicios de prostitutas -algunas menores de edad- con el dinero de la organización.
Más información
- Imprescindibles ONG
- Poblaciones vulnerables
- El presidente de Oxfam, detenido por un caso de corrupción en Guatemala
- Bruselas estudia congelar las ayudas a Oxfam si no recibe explicaciones rápidas
- Dimite la responsable de Oxfam tras el escándalo de prostitución en Haití
- Hasta 120 cooperantes de ONG británicas acusados de cometer abusos sexuales
- Miembros de Oxfam contrataron prostitutas durante una misión en Haití
- Médicos Sin Fronteras detectó 24 casos de acoso o abusos sexuales en 2017
En los días siguientes la polémica engordó por nuevas informaciones que señalan también a los trabajadores de la ONG en Chad y revelan que Van Hauwermeiren había sido apartado por otra organización siete años antes por una conducta similar, así como por la detención del presidente de Oxfam Internacional, Juan Alberto Fuentes, por corrupción en Guatemala. De momento, este escándalo ha propiciado la dimisión de la subdirectora de Oxfam, Penny Lawrence. Sin embargo, la ONG teme que pueda costarle también los fondos que recibe del Gobierno británico y de otros donantes del sector público, como la Unión Europea.
En este contexto, otras ONG se han mostrado reticentes a informar sobre el mal comportamiento de su personal por temor a perder financiación. Thomson Reuters Foundation preguntó el pasado mes de noviembre a diez organizaciones internacionales por los casos de abuso sexual, en el marco del movimiento #MeToo, pero solo seis han respondido.
Dos ONG -Save the Children y Oxfam- respondieron inmediatamente a la petición de información de Thomson Reuters Foundation y, de acuerdo con las cifras proporcionadas, el año pasado tuvieron que despedir a 16 y 22 trabajadores, respectivamente. Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) contestaron días después. MSF actualizó los datos el martes, según los cuales, en 2017 tuvo que echar a 20 trabajadores y el año anterior a diez por abuso o acoso sexual. El CNR ha indicado que tuvo 13 casos el año pasado.
World Vision se sumó a la política de transparencia el martes e informó de que registró diez incidentes de abuso o explotación sexual a menores de edad en 2016 y otros cuatro de acoso sexual en el entorno laboral en 2017, aunque no ha aclarado cuántos empleados ha despedido. Mercy Corps, por su parte, ha desvelado que en 2017 tuvo once casos de conducta sexual inapropiada que le llevaron a prescindir de cinco empleados, aunque algunos casos "no llegaron al nivel de acoso sexual".
En cambio, otras cuatro potentes organizaciones han optado por guardar silencio. El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) ha dicho que "no puede proporcionar datos históricos fiables sobre el mal comportamiento de su personal" pero que está construyendo una base de datos para poder hacerlo en el futuro. La misma respuesta ha dado Plan Internacional, mientras que Care Internacional y el Comité de Rescate Internacional simplemente no han aportado estas cifras.
"Punto de inflexión"
"Sabemos que la falta de información sobre este tipo de casos es común en la industria en su conjunto -y eso es probablemente lo que ha pasado-, pero estamos trabajando para aumentar el conocimiento sobre los mismos", ha dicho Catherine Illeberg, asesora especial sobre personal en el NRC. El portavoz del CICR, Sam Smith, ha destacado que el escándalo de Oxfam ha servido al menos para "marcar un punto de inflexión". "Creemos que no se trata de una sola organización, sino que es un problema de todo el sector y debemos trabajar colectivamente para superarlo", ha defendido.
Así, por ejemplo, MSF ha asegurado a Thomson Reuters Foundation que la ONG está "muy preocupada" por el hecho de que muchos incidentes ni siquiera son denunciados y se ha mostrado consciente de la necesidad de mejorar su mecanismo de control interno para detectarlos y prevenirlos.