La morcilla de Burgos abre debate en el Tribunal Constitucional
La lucha por la creación de una Identificación Geográfica Protegida (IGP) llega a los tribunales tras años de litigios
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Plato de morcilla de Burgos. / Pat_Hastings Getty Images
Madrid
La morcilla de Burgos llega a los tribunales tras más de 15 años de litigios. Los productores y empresarios responsables de la fabricación de este producto llevan enfrentándose desde 2002. El motivo: conseguir una Identificación Geográfica Protegida (IGP).
El objetivo consiste en distinguir una morcilla de Burgos de la que no lo es gracias a una etiqueta que lo indique. Según defienden sus productores, esta etiqueta señalaría que la producción se ha realizado en una zona específica y utilizando unos ingredientes concretros que le aportan esa calidad y sabor característicos.
La petición de la creación de un distintivo de calidad ha sido desestimada en varias ocasiones por el Supremo y ahora, como última vía, han presentado un recurso de amparo al Tribunal Constitucional para que resuelva este conflicto de opiniones.
Entre las causas que les motivan, se encuentra el uso de ciertos ingredientes que distinguen la morcilla de Burgos de otras, como el empleo de variedades japónicas de arroz y la cebolla Horcal de producción limitada, autóctona y más cara.
Los detractores, por su parte, opinan que una IGP encarecería el producto por la obligada utilización de dichos ingredientes de coste más elevado que los genéricos. Además, aseguran que, de adaptarse a estas medidas, no habría una producción suficiente ajustada a la demanda.
La decisión la tomará el Constitucional que cuenta con varios estudios y unos 7000 análisis avalando que la morcilla de Burgos debe ser protegida.
