Emmanuel Carrère y Juliette Binoche, dos intrusos en el día a día de las limpiadoras

Madrid

La precariedad laboral y la diferencia de clase son algunos de los temas que articulan los relatos de la ficción actual. “Nuestros trabajos nos tragan, no tenerlos también”; “no puedo dejar de pensar que si soy adulta y no trabajo no existo, no soy”. Así explican su relación con el trabajo asalariado algunos de los personajes de la última novela de Belén Gopegui. La ocupación profesional como centro del discurso y como carta de presentación al mundo exterior. ¿Quiénes somos si no trabajamos? ¿Quién puede sobrevivir sin trabajo?

Después de un tiempo alejado del cine, el escritor Emmanuel Carrère, que se estrenó en las salas en 2005 con La Moustache, vuelve a reencontrarse con su faceta fílmica distanciándose así de la controversia que le trajo la publicación de su última novela, Yoga. El literato francés estrena en España En un muelle de Normandía, un guión que paradójicamente firma a cuatro manos con su ex mujer, Hélène Devynck. La historia es la adaptación de la novela de Florence Aubenas, una periodista que empezó una nueva vida como limpiadora para poder retratar la cruda realidad de aquellas mujeres que trabajan para existir y para sobrevivir, aquellas que desempeñan el ya conocido trabajo invisible.

“Ella hace eso de una manera sincera y justa para aportar un testimonio importante. Hace su trabajo y es inteligente, es consciente de la ambigüedad de su presencia en ese terreno. Incluso siendo algo útil, ella está imitando una condición que no es la suya, ella vive en un ambiente mucho más confortable y no es idiota, sabe que cuando salga de ese trabajo no es como las demás compañeras”, declaraba el escritor en un encuentro con la Cadena SER durante el pasado Festival de San Sebastián

En la película de Carrère, la periodista que se zambulle en este viaje es la excepcional Juliette Binoche, quien interpreta a Marianne, una escritora parisina que, hastiada de leer los titulares que alertan de las desigualdades laborales, decide adentrarse en esta realidad, de manera sigilosa y sin ser descubierta, para narrar con fidelidad la vida de estas limpiadoras que viven un mundo totalmente ajeno al suyo. El resto del reparto está compuesto por actrices no profesionales que dan vida a las distintas limpiadoras que acompañan a Marianne en este viaje.

Carrère siempre ha mostrado preocupación por los temas que le rodean, lo hizo con los inmigrantes en Grecia o Calais y ahora lo expone en la gran pantalla con las limpiadoras de esta localidad de Normandía, un grupo de mujeres que madrugan para caminar kilómetros hasta llegar al lugar de trabajo, mujeres que limpian baños públicos durante horas y mujeres que hacen cientos de camas de un ferry a lo largo de una mañana.

“Toda mi carrera atraviesa la cuestión de representar la realidad y representar a los otros y siempre me he planteado esa cuestión, he pensado en el carácter intrusivo de mi trabajo. Efectivamente la película parte también de eso. He intentado hacer algo sincero. Con este proyecto no quería entrar en esta obsesión personal mía, sino mirar más allá, entrar en ese periodismo de inmersión, que a veces puede tener sus problemas”, concluye Carrère.

Recordando a la Simone Weil que se infiltró en las fábricas para narrar las condiciones laborales de los obreros, Carrère describe la experiencia de una impostora que se cuela en una cotidianidad desgarradora, otorgando al espectador un reflejo desnudo de florituras de la realidad social de nuestros tiempos. La visión brutal de una situación presente en ciudades de provincias y también en las grandes capitales.