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Ni el mejor Mariño salva a un Sporting que no da para más

El portero evitó la goleada, parando incluso un penalti, pero no pudo impedir la derrota frente a un Valladolid que arrolló a los rojiblancos en la segunda parte

Roque Mesa celebra su gol ante la resignación de los jugadores del Sporting. / LaLiga

Gijón

Por mucho que nos empeñemos, la realidad es testaruda. El Sporting no está al nivel mínimo exigible para pelear por el playoff. En Valladolid se pinchó la burbuja hinchada artificialmente por David Gallego tras ganar apuradamente a un equipo en descenso ("si ganamos los dos próximos partidos, nos meteremos en la pelea por el playoff", dijo el entrenador). El primero lo perdió, dejando claro que el Valladolid está varios escalones por encima. Cayó el Sporting por la mínima, aunque perfectamente pudo hacerlo por goleada, de no haber sido por un pletórico Diego Mariño que paró hasta un penalti. Ni así. Tras una primera parte aparentemente equilibrada, el Valladolid pisó el acelerador y arrolló al Sporting.

A Gallego (hay que reconocerlo) no le sale nada bien este año. Ni lo micro ni lo macro. Desde el flojo rendimiento del equipo en todas las facetas del juego a los asuntos más o menos anecdóticos. Porque tendría datos y argumentos para sacar al campo a Joel Jiménez en la tanda de penaltis de la Copa del Rey contra el Cádiz, pero cuando Mariño detuvo el lanzamiento de Roque Mesa muchos se acordarían de aquella sorprendente decisión. En el gol del notable centrocampista del Valladolid (al que no pareció afectarle el fallo de la pena máxima) nada pudo hacer. Ahí las responsabilidades de que Mesa entrara absolutamente solo en el área hay que repartirlas entre otros muchos.

El Pucela se lo tomó con calma. La primera parte fue aparentemente equilibrada, por momentos entretenida, pero con un punto mayor de lucidez ofensiva por parte del cuadro local. El Sporting tuteaba a su rival, aunque algunas cosas rechinaban. La apuesta por acumular centrocampistas para contrarrestar la potente línea de medios del rival no salió bien. Gallego volvió a tomar la controvertida decisión de arrastrar a Fran Villalba a la banda, al menos como punto de partido. El valenciano estuvo desdibujado, como también Nacho Méndez, Pedro Díaz y Gragera. El asunto no salió bien porque, curiosamente y a pesar de reclutar a tanto medio, el Sporting no era capaz de elaborar con demasiado criterio ni tener posesiones largas. Además perdía el balón con demasiada facilidad. Arriba Djuka era una isla en mitad del océano, cada vez menos participativo y posiblemente más cansado. Solo Aitor García, muy enchufado últimamente, aportaba algo de verticalidad al equipo.

La primera parte se zanjó sin goles y con una muy mala noticia: una nueva lesión muscular de Guille Rosas, que se retiraba roto y abatido a los 40 minutos. Bogdan tuvo que saltar al campo para sustituirle. El ucraniano fue protagonista de una acción polémica que finalmente quedó en anécdota: el penalti sobre Toni Villa que solo vio el colegiado, aunque los jugadores del Sporting apenas lo protestaron. Parecían saber que Mariño, con el pie, detendría el disparo al centro de Roque Mesa.

No era la primera intervención de mérito del guardameta rojiblanco, que a los veinte segundos de la reanudación ya había sacado (también con el pie) un disparo peligrosísimo de Cristo González, que había ganado (una vez más) la espalda a la defensa. Nada pudo hacer Mariño en el gol de Roque Mesa, que llegó precedido de más regalos que el paso de los Reyes Magos por Gijón: desde un mal pase que acabó en un saque de banda para el Pucela a la línea mal tirada en la acción previa (Berrocal rompía el fuera de juego) y al inexplicable fallo de marcaje para que el canario Mesa entrara solo en el área para disparar.

Entre 'olés' de la afición pucelana se llegó al final, minutos en los que solo lo apretado del marcador permitió mantener cierta emoción. Un disparo alto de Aitor y un remate de cabeza flojo de Babin en el minuto 90, en el primer saque de esquina rojiblanco en todo el partido (sic) fueron el escaso bagaje ofensivo para intentar, al menos, la igualada.

En Zorrilla volvió a quedar claro que las cuentas de la lechera son eso, ensoñaciones, y que al Sporting no le queda otro futuro que dejarse de historias y sumar los puntos necesarios para la permanencia. Para otras cosas, no da el nivel.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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