El MIT desarrolla una píldora ARN que funciona como una vacuna contra la COVID
Un equipo de científicos del MIT, el Instituto de Tecnología de Massachussets, ha desarrollado la primera cápsula que libera ARN directamente en el estómago y que puede funcionar como las inyecciones de las vacunas ARN mensajero contra la COVID-19
Madrid
Esta píldora tiene el tamaño de un arándano y puede contener 50 microgramos de ARN, cantidad suficiente para una vacuna contra la COVID-19, según los resultados de esta investigación que publica la revista "Matter".
Y lo más importante de todo. Estos científicos ya han probado su eficacia y seguridad tras administrarla a animales de laboratorio, incluidos varios cerdos.
Además, esta nueva cápsula con ARN no sólo valdría como una nueva forma de administrar vacunas (por ejemplo, para la COVID-19), sino que también serviría para poder tratar enfermedades gastrointestinales de difícil acceso como son las úlceras.
“Los ácidos nucleicos, en particular el ARN, pueden ser extremadamente sensibles a la degradación, particularmente en el tracto digestivo. Pero superar este desafío abre múltiples enfoques para la terapia, incluida la posible vacunación por vía oral”, explica Giovanni Traverso, profesor de Ingeniería Mecánica en el MIT y gastroenterólogo en el Brigham and Women’s Hospital.
En concreto, Traverso y sus colegas han demostrado ya que se puede usar esta nueva cápsula que desarrollaron para administrar hasta 150 microgramos de ARN, algo más que la cantidad utilizada en las vacunas de ARN mensajero contra la COVID, en el estómago de los cerdos.
Ventajas
Como la mayoría de las vacunas, las vacunas de ARN deben inyectarse, lo que puede ser un obstáculo también para las personas que temen las agujas. Ahora, un equipo de investigadores del MIT ha desarrollado una forma de administrar ARN en una cápsula que se puede tragar, lo que esperan que pueda ayudar a que las personas sean más receptivas a ellas.
Además de hacer que las vacunas sean más fáciles de tolerar, este enfoque también podría usarse para administrar otros tipos de ARN o ADN terapéutico directamente al tracto digestivo, lo que podría facilitar el tratamiento de trastornos gastrointestinales como las úlceras.
En 2019, este equipo de investigadores diseñó una cápsula que, después de tragarla, puede colocar medicamentos sólidos, como la insulina, en el revestimiento del estómago.
Dos años más tarde, estos científicos demostraron también que podían usar la cápsula para administrar moléculas grandes como anticuerpos monoclonales en forma líquida. Luego, los investigadores decidieron intentar usar la cápsula para administrar ARN, porque también son moléculas grandes.
Desafío
Los ácidos nucleicos , como el ARN, son susceptibles de degradación cuando ingresan al cuerpo, por lo que deben ser transportados por partículas protectoras. Para este proyecto, este equipo del MIT utilizó un nuevo tipo de nanopartícula polimérica.
En concreto, estas partículas, que pueden entregar ARN con alta eficiencia, están hechas de un tipo de polímero llamado “poli-beta-aminoésteres”.
Para probar la eficacia de estas partículas, los investigadores primero las inyectaron en los estómagos de los ratones, sin usar la cápsula de administración. El ARN que entregaron codifica una proteína indicadora que se puede detectar en el tejido si las células captan con éxito el ARN. Los investigadores encontraron la proteína en los estómagos de los ratones y también en el hígado, lo que sugiere que el ARN había sido captado en otros órganos del cuerpo y luego transportado al hígado, que filtra la sangre.
A continuación, los investigadores liofilizaron los complejos de nanopartículas de ARN y los empaquetaron en sus cápsulas de administración de fármacos.
Trabajando con científicos de la compañía Novo Nordisk, pudieron cargar alrededor de 50 microgramos de ARNm por cápsula y administraron tres cápsulas en los estómagos de los cerdos, para un total de 150 microgramos de ARNm. Esta es más que la cantidad de ARN en las vacunas contra la COVID ahora en uso, que tienen de 30 a 100 microgramos de ARN.
Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...