Juan Espadas, en este caso
La coincidencia de perfiles moderados entre Juan Espadas y Juan Manuel Moreno beneficia al que gobierna. Seis de cada diez andaluces no tienen decidido su voto a las puertas de una campaña electoral donde se acepta la mentira. La sanidad se complica y Vox aprieta. Hay partido.
Sevilla
“En este caso” es la muletilla que utiliza el líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, cuando necesita tiempo para pensar su próxima frase. Al igual que mucha gente usa “la verdad es que” o “Mire usted”, Espadas se agarra a su latiguillo para elevarse en una búsqueda exprés de las palabras que apuntalen su argumento.
En este caso, Espadas lleva siete meses (desde que ganó las primarias) viajando en una montaña rusa con aparente tranquilidad.
En este caso, vive en la carretera con el objetivo de que le conozcan y valoren en toda Andalucía, pese a su condición incómoda de exalcalde de Sevilla.
En este caso, ha resuelto felizmente una delicada sucesión en la Plaza Nueva.
En este caso, ha logrado (de momento) reconstruir un partido fracturado sin el pegamento que da tener el gobierno de Andalucía.
En este caso, ha tenido que digerir en solo unas semanas el final de una era (el susanismo) mientras su adversario, Moreno Bonilla, ha hecho una digestión mucho más lenta, saludable y rentable; se ha comido a Ciudadanos sin resistencia alguna de la víctima, como una boa desintegra a su presa, en tres años de legislatura.
En este caso, la coincidencia de perfiles moderados entre Juan Espadas y Juan Manuel Moreno beneficia al que gobierna.
En este caso, si el PP obtiene una mayoría suficiente en Castilla y León, Moreno convocaría elecciones pronto. El Pleno de Sanidad forzado por la oposición le ha dado el relato ante la inminente reanudación del periodo de sesiones.
En este caso, la estrategia de Espadas pasará por que aquellos que votaron a Ciudadanos desde una posición progresista opten por un PSOE moderado, no por PP-Vox. Así lo ha verbalizado ya, por ejemplo, el exalcalde de Granada, Luis Salvador.
En este caso, el colapso de la atención primaria (y el empecinamiento del Gobierno andaluz en negarlo) le da munición de calibre grueso a Espadas, cuya obligación es denunciar lo que no funciona. De nada le sirven al ciudadano inversiones récord en infraestructuras si en el centro de salud no le cogen el teléfono ni le dan cita, por muy bien que marche la vacunación.
En este caso, el ascenso de Vox y la figura de Olona inquietan sobremanera al PP. Cabe recordar que en las últimas elecciones generales en Andalucía, la ultraderecha se quedó a 7.000 votos del Partido Popular.
En este caso, Espadas necesitará a los 46.000 militantes del PSOE andaluz. Y a los 600.000 votantes socialistas que se fueron a CS o se quedaron en casa en las últimas autonómicas.
En este caso, le urge movilizar a su mayor ejército: los alcaldes. Y trabajar con los equipos de los ministros para sacar el máximo partido a la acción del Gobierno.
En este caso, Espadas tiene a su alcance lo bueno que está haciendo el Gobierno de Pedro Sánchez. Y puede aprovecharlo mejor porque no acumula el desgaste de La Moncloa.
En este caso, los líos internos del PP, Aznar incluido, pueden echarle un cable a Espadas.
En este caso, la investigación de la Faffe y la respuesta del Supremo al recurso de los expresidentes condenados por los ERE figuran en la recámara de los populares para desgastar al candidato socialista.
En este caso, el perfil de Espadas como gestor y su histórico de acuerdos le benefician. Su falta de carisma como candidato que genera entusiasmo, le persigue.
En este caso, la unidad de la izquierda no es una opción, es una necesidad.
En este caso, el mayor error de Juan Espadas será dar la batalla por perdida y trasladar que su candidatura es a cuatro años.
En este caso, hacer ver a los suyos que el PSOE andaluz no es autónomo y que depende de Ferraz será la forma más rápida de autodestrucción.
En este caso, la contundente victoria de Antonio Costa en Portugal en contra de los sondeos, da oxígeno y esperanza al PSOE.
En este caso, la fallida visita de Moreno a Bruselas por el varapalo de la UE a la estrategia del PP de cuestionar la gestión de los fondos Next Generation y por la percepción comunitaria de que el gobierno andaluz añade más presión sobre el acuífero de Doñana, abre nuevas oportunidades al PSOE.
En este caso, las encuestas están impregnadas de polarización y volatilidad. El 60% de los andaluces va a decidir su voto en la última semana, lo que otorga una importancia extraordinaria a la campaña electoral.
En este caso, Espadas necesita, al menos, igualar el resultado de Susana Díaz si no quiere que le muevan la silla.
En este caso, el nuevo ciclo electoral se presenta muy condicionado por la mentira, instalada y aceptada en el debate público.
En este caso, la estrategia de acoso y derribo que practica Génova desde hace meses contra el Gobierno ha favorecido ese caldo de cultivo. Los errores cometidos por Moncloa (macro granjas) o su dependencia del independentismo impactan con fuerza en el votante andaluz, aunque en el linchamiento al Ministro Garzón haya sobrado demagogia y el clima en Cataluña sea hoy mucho más respirable que en tiempos de Rajoy.
En este caso, el crecimiento de la ultraderecha en defensa de la patria, está cimentado en peligrosos principios de antaño, que calan en aquellos votantes identificados con los prejuicios, que tienden a votar al que le diga lo que quiere oír, sea o no verdad.
En este caso, es una muletilla para ganar tiempo. Eso es lo que necesita Juan Espadas: tiempo para asentarse como líder. Todo indica, sin embargo, que se ha iniciado la cuenta atrás para activar el botón electoral. A Espadas le hará falta mucho más que una muletilla para la lidia que se avecina, aunque las variables de la actual coyuntura den margen para asegurar que, en este caso, hay partido.
Diego Suárez
Director de Contenidos de la SER en Andalucía.