Las edades de Nadal
Si esa longevidad es posible en el deporte, ¿por qué se rechaza en la vida?

"La línea roja" de Matías Vallés (31/01/22)
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Se pone demasiado énfasis en demostrar que el Rafael Nadal que ganó su primer Grand Slam con 19 años en Roland Garros no es el mismo que ayer repitió la gesta 21 veces después en Australia.
Perdón por señalar la evidencia, pero el megacampeón en trance de cumplir los 36 años es la prolongación del jovenzuelo melenudo que inició la cuenta gloriosa en París.
Pese a las diferencias en su juego que se empeñan en hurgar los expertos, numerosos puntos de su partido de ayer ante Medvedev podrían superponerse sobre encuentros de años y lustros atrás.
Dado el margen reducido de vida activa que ofrece el deporte, un tenista que a los 19 obtiene los mismos triunfos que a los 36 equivale a una persona que en su profesión mostrara la misma eminencia a los 30 que a los 90.
Salvo que en la vida real negamos la posibilidad que Nadal conquistó ayer a pulso.
Y con el añadido de que Nadal ha de imponerse a veinteañeros recientes, lo cual implica que el nonagenario en otra actividad derrotara en su campo a treintañeros.
Si esa longevidad es posible en el deporte, ¿por qué se rechaza en la vida?
Con un matiz, Nadal tiene que reconquistar su eminencia y su preeminencia continuamente, los cargos vitalicios suponen el hundimiento de la civilización.




