POBREZA versus DEMOCRACIA
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La firma de Raúl Rámirez en Hoy por Hoy Jerez
Jerez de la Frontera
Escuchaba días atrás en Radio Jerez una entrevista a Paco Domouso, responsable regional de Cáritas, cómo nos alertaba por enésima vez de la realidad en la que viven miles de personas que han visto como han caído en lo que llamamos riesgo de exclusión o directamente pobreza.
Y es que esta maldita pandemia no solo deja daños en la salud, sino que también los deja dramáticamente en nuestra sociedad. Solo hay que ver algunos indicativos globales, estatales o de nuestra misma ciudad para constatar esta realidad. Oxfam nos recuerda que solo los diez hombres más ricos de nuestro planeta han duplicado sus fortunas en dos años de pandemia, mientras el 99% del resto de los humanos hemos visto reducido nuestros ingresos; más de 160 millones de personas han caído en la pobreza.
La pobreza es desigualdad. Porque ser pobre no es solo no tener dinero. Ser pobre es no disponer de un acceso de calidad y normalizado a la sanidad o educación, no sufrir violencia de género, o estar más expuestos a los efectos del cambio climático. Y todo eso es desigualdad.
Siendo la igualdad una de las bases de la democracia, las consecuencias de su ausencia son trágicas para la democracia. Se corroe eso que los sociólogos llaman “contrato social”, dando lugar a la aparición de movimientos políticos populistas o los de ultraderecha. Así, se nos despista y se sustituye la de igualdad por los de una libertad “fake” para terminar al final en aquello del “sálvese quien pueda” que no es más que “si yo lo puedo pagar lo tengo”.
Frente a todo ello, políticas de inversión pública, que no gasto, como herramientas frente al neoliberalismo que niegan la misma.
Este es el escenario que nos acoge. Si no somos capaces de entender que lo contrario de pobreza no es riqueza sino igualdad y justicia, estaremos poniendo en riesgo nuestros propios sistemas de libertades, todo un sistema, nuestra democracia.
