El horreo más antiguo de A Coruña y su relación con la ciencia
Esta construcción viene desde muy antiguo se usa para conservar cereales

Coruña Científica, con Bibiana García (01/02/2022)
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A Coruña
Hace un par de años, el barrio de San Roque de Fóra recuperó, al lado de la Escuela de Naútica, el hórreo más antiguo de la ciudad, una construcción típica gallega que desde muy antiguo se usa para conservar sobre todo cereales. El hórreo de San Roque es centenario, y mientras se reurbanizaba la zona de Náutica estuvo guardado casi una década hasta que en 2020 lo recuperaron piedra a piedra. Como otros hórreos gallegos, que no son más ni menos que graneros aéreos, se utilizaba para almacenar, secar y conservar cereales, especialmente maíz. Consta de una cámara de almacenaje alargada y permeable, con agujeros, para que pase el aire, que está elevada del suelo para evitar la entrada de humedad y animales. En el caso de este hórreo de San Roque, la cámara está sobre lo que se llama «celeiro», que es un espacio hueco amurallado que tiene debajo, donde se aprovechaba para guardar otros productos, como la madera. Los hórreos son una construcción muy antigua que ya aparece representada en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, que se remontan al siglo XIII.
¿Cómo empezamos nuestro repaso científico a los hórreos?
A lo que sabíamos de sobra por experiencia directa, que los hórreos permiten conservar los cereales, el CSIC, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, quiso darle respaldo científico hace unos años con una investigación en la Misión Biológica de Galicia, que está en Pontevedra. El objetivo era demostrar la viabilidad de los hórreos, demostrar cómo funcionan y por qué, con el fin de que no se pierda este tipo de construcción, de la que en Galicia tenemos unas 30.000, aunque muchas están en ruinas.
¿Qué descubrieron?
Buscaban medir de forma objetiva la eficacia del hórreo en su función principal ahora, que es conservar el maíz. Digo ahora, porque el maíz llegó con el descubrimiento de América, pero antes ya había hórreos, así que con anterioridad se usaban para otro tipo de cereales, como el mijo. A la Misión Biológica lo que le interesaba en esta ocasión era comprobar cómo se conservaba el maíz para consumo humano, que se siembra entre abril y mayo y se recoge en octubre, antes de que lleguen las lluvias del otoño, y se pone a secar en los hórreos hasta primavera, para después molerlo y hacer pan.
Con el estudio científico del que hablamos constataron que el hórreo es un buen método para el secado del maíz y también que los llamados «tornarratos», esos salientes que tiene el hórreo alrededor de su base o al final de las patas, y los «tornaformigas», las minifosas de agua que hay en las bases de las patas, funcionan. Eso sí, determinaron que los hórreos no protegen de insectos voladores o de hongos, lo que requeriría de un tratamiento específico.
Pero existen más relaciones con la ciencia…
Sí, porque no solo la Misión Biológica de Galicia se ha fijado desde un punto de vista científico en los hórreos, también desde la Universidad de Vigo han realizado un estudio matemático con el que determinaron que los hórreos que tienen un suelo con hendiduras regulan mucho mejor la temperatura, lo que favorece la conservación del maíz que almacenan. Algo que a en ocasiones no se ha tenido en cuenta al realizar restauraciones y se han dejado lisos. Con un modelo matemático desarrollado en ese universidad vieron que las ranuras no solo sirven para ventilar el interior de la construcción, sino que también reducen la temperatura cuando incide el sol.
Los resultados también apoyan de forma científica la costumbre de abrir las puertas los accesos al hórreo, que suelen ser dos puertas, una en cada extremo, para mejorar la ventilación cuando la radiación solar es alta. A lo largo los nueve meses que duró el estudio, el equipo analizó así la respuesta del hórreo al clima gracias a sensores térmicos e higrométricos, para mantener monitorizada la temperatura y la humedad. También hay que decir que, aunque hoy, en este Coruña Científica, estamos destacando el hórreo de San Roque, los científicos de la Universidad de Vigo utilizaron como modelo un hórreo estilo Pontevedra, construido con piedra y madera, que se diferencia de los estilo Coruña, en que los de aquí se construyen solo con piedra.
Vemos que hay diferentes estilos de horreos…
Además de los de Galicia, también tenemos el hórreo asturiano, el leonés, el cántabro, el vasco y el navarro. Incluso hay hórreos en otros países como Francia, Reino Unido los países escandinavos… Dentro de los gallegos, según en la zona donde estén, su estructura y los materiales que se usaron en su fabricación, podemos encontrar el hórreo estilo Tui, el estilo Tomiño, estilo Pontevedra… El de San Roque, obviamente de estilo coruñés, estaría entre tipo bergatiños y fisterrá.




