Los tres 'halcones' que aconsejan a Putin y sobre los que depende el estallido de la guerra en Europa
El círculo de confianza del líder ruso está integrado por tres hombres del ala más reaccionaria del Kremlin y aseguran que los líderes ucranianos son igual de malos que Hitler
Madrid
Los actores protagonistas de la escalada de tensiones que se vivió hace algunos días en el Este de Europa parece que se han tomado una pausa para evaluar la situación. Todos los escenarios están abiertos y el paréntesis puede ser el precedente al estallido de la guerra entre Rusia y las diversas fuerzas occidentales, entre las que se encuentran Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea. Por el contrario, también puede ser el principio de una desescalada que termine sin derramamiento de sangre y con la victoria de la diplomacia.
El mandatario ruso, Vladimir Putin, ha aparecido públicamente este martes, por primera vez desde diciembre, y ha señalado que el ingreso de Ucrania en la OTAN puede llevar a una guerra entre Rusia y la Alianza Atlántica por el control de la península de Crimea: "Imaginemos que Ucrania, como país de la OTAN, inicia esa operación militar (por el control de Crimea). ¿Qué hacemos? ¿Combatimos con la OTAN? ¿Acaso alguien ha pensado en eso? Parece que no", dictaminó el líder del Kremlin.
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Desde Occidente hace ya un tiempo en el que se manda un mensaje claro: "La decisión depende de Rusia. Estamos preparados [para las dos opciones]". Mientras diversos líderes europeos mantienen reuniones y llamadas bilaterales con el Kremlin, en ocasiones priorizando los intereses nacionales, como la garantía de suministro de gas a Italia, desde Moscú niegan su intención de invadir Ucrania y, por tanto, declarar la guerra. Sin embargo, en el mar de opacidad que supone el funcionamiento interno del ejecutivo de Vladimir Putin, se puede vislumbrar a tres figuras con una gran relevancia en la opinión del líder ruso que podrían decantar la balanza hacia uno u otro escenario.
Según 'The New York Times', estos tres 'halcones' que conforman el núcleo duro de Putin son tres hombres nacidos en la Rusia soviética de 1950 -al igual que él- y fueron compañeros en la KGB, el servicio de inteligencia de la URSS. Sobre ellos pesan afirmaciones como que los líderes ucranianos son igual de malos que Hitler, que Occidente está legalizando el matrimonio entre personas y animales o que, directamente, los nacionalistas ucranianos "no son humanos". Todos ellos ostentan cargos importantes en el Gobierno ruso y tienen posiciones más reaccionarias que la del propio Putin.
Sergei Naryshkin, jefe del Servicio de Inteligencia Extranjera
A sus 67 años, Sergei Naryshkin goza de la confianza del líder ruso y ocupa el cargo de jefe del Servicio de Inteligencia Extranjera. Tras una larga carrera al mando de diferentes organismos estatales, ha recogido el encargo de Putin de tomarse en serio la batalla por el relato histórico, donde Rusia asegura que se ha minimizado su papel de forma intencionada.
En relación a su postura con el conflicto actual incipiente, la semana pasada inauguró una exposición llamada 'Los abusos de Derechos Humanos en Ucrania', donde aseguró que "es como si una máquina del tiempo nos llevase de regreso a los peores años de la ocupación de Hitler". Poco después, aseguró que el gobierno a favor de Occidente de Kiev como una “verdadera dictadura”.
Además, existen varias sospechas sobre su papel en el envenenamiento en 2020 del opositor ruso Alexei Navalny, un argumento que Naryshkin negó rotundamente, hasta tal extremo que tildó lo sucedido como una maniobra de Occidente para "sacrificar una víctima" con el objetivo de derrocar el Gobierno de Putin. Por último, este jefe del Servicio de Inteligencia Extranjera se ha mostrado en diversas ocasiones como un firme defensor de los valores tradicionales rusos y en contra de los países occidentales.
Nikolai Patrushev, principal asesor de Seguridad Nacional
Otro de los 'halcones' del entorno más cercano al líder ruso es Nikolai Patrushev, actual jefe de Seguridad Nacional y antiguo director del FSB, organismo que sucedió a la KGB. Su perfil es similar al de Naryshkin, ya que hace apenas un mes señaló que la "rusofobia" en Ucrania es resultado de una campaña de propaganda occidental que puede rastrearse hasta los envidiosos europeos que ensuciaron la reputación de Iván el Terrible.
La influencia de Patrushev en las decisiones de Putin es notable y puede jugar papel fundamental en la decisión de invadir Ucrania. El corresponsal en Moscú del NYTimes señala que tiene una postura arraigada en las costumbres tradicionales y su rechazo a Occidente se evidencia en las siguientes declaraciones, del pasado mes de septiembre: "El colapso de la Unión Soviética le dejó libres las manos a la élite neoliberal occidental y permitió que le impusiera sus valores no tradicionales al mundo. Los padres y las madres están siendo renombrados como padre número 1 y padre número 2".
Por último, tras ser cuestionado por estos valores occidentales, concluyó: "Quiere darle a los niños la posibilidad de elegir su sexo, y en algunos lugares llegan hasta el punto de legalizar el matrimonio entre humanos y animales".
Sergei K. Shoigu, ministro de Defensa desde 2012
El último alto cargo que influye en las decisiones del líder del Kremlin de forma considerable es Sergei K. Shoigu, actual ministro de Defensa, cargo que ostenta desde 2012. Ha aprovechado el aumento del gasto público en Rusia para crear nuevas ciudades en Siberia y declaró que los nacionalistas ucranianos "no son humanos".
Además, comparte la visión de Putin de que el colapso de la Unión Soviética fue "una catástrofe geopolítica" y es precisamente este uno de los factores que más puede afectar en la toma de decisiones, el de tratar de recuperar el 'glorioso' pasado de la URSS invadiendo y anexionándose Ucrania y, por tanto, desafiando a la seguridad internacional.