El Congreso ha convalidado este jueves la reforma laboral pactada por el Gobierno y los agentes sociales con una votación que pasará a la historia. Mientras dos diputados de UPN que iban a votar que sí se decantaban finalmente por el no, condenando así la aprobación de la reforma, el popular Alberto Casero se equivocaba y la sacaba adelante por un solo voto: 175-174. El apoyo de Cs, PDeCat, Más País, Compromís, Coalición Canaria, Nueva Canarias, Teruel Existe y PRC, que suman junto al PSOE y Unidas Podemos 174 diputados, era insuficiente sin los votos de UPN. Hacía falta uno más después de que Sergio Sayas y Carlos García Adanero se saltaran la disciplina de voto. Y ese fue Alberto Casero, diputado del PP que se ha convertido, sin quererlo, en el héroe de la izquierda. Tras la aprobación, Pedro Sánchez y las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz han celebrado la decisión con un abrazo, mientras que en la cámara se han oído gritos de «¡Sí se puede!». Tras publicarse las actas de votación, donde se puede comprobar uno a uno el sentido de voto de cada diputado, se observa que el diputado del PP Alberto Casero se ha equivocado hasta en tres ocasiones a la hora de votar. En primer lugar, ante la cuestión de la convalidación de la reforma laboral, votó «sí», cuando el resto del PP votó «no» y ante su tramitación como proyecto de ley optó por el voto negativo mientras el resto de diputados de su bancada lo hizo en sentido afirmativo. Además, casero ha rechazado una moción de su propio partido que se debatió ayer en el Congreso y con la que el PP pretendía reprobar al Gobierno por su manera de legislar. Así, ha votado en contra de la crítica que su partido hacía al gobierno por abusar de medidas como el decreto ley o por no dar informes requeridos por la oposición. En el resto de las 17 votaciones que había hoy, sí ha votado correctamente. Y por si el lío no era lo bastante grande, en un primer momento la presidenta del Congreso, Meritxel Batet, ha llegado a decir que la reforma había sido derogada, al estallar los aplausos en la bancada «popular», que junto con los diputados de Vox se han levantado a aplaudir. Segundos más tarde, los servicios jurídicos de la Cámara le han aclarado que, realmente, los votos a favor eran más que los votos en contra, anunciando la convalidación de la reforma, provocando una reacción similar en las bancadas del PSOE y Unidas Podemos, que han acabado coreando «¡Sí, se puede!». Por su parte, el presidente del Gobierno ha expresado en la salida del Congreso su «satisfacción» con la aprobación de la reforma y ha mostrado su agradecimiento a las fuerzas políticas que han permitido «su convalidación». «Más allá de los números, España continúa avanzando en medidas y conquistas sociales», ha agregado. Ha subrayado que 20 millones de trabajadores y trabajadoras «se verán beneficiados», así como las empresas que contarán con modelos de flexibilidad laboral y seguridad jurídica para seguir creciendo y creando empleo. Los jóvenes podrán pasar de «contratos precarios a contratos fijos», ha agregado. De igual modo, ha agradecido a los agentes sociales el trabajo que han hecho para «mejorar el mercado de trabajo y responder a sus dos principales problemas: el paro estructural y la temporalidad». «Esto es un gran éxito de toda España, de la ciudadanía, trabajadores, y de todos los agentes sociales», ha remarcado. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, defendió este jueves en el Congreso la reforma. «Nos han obligado a escoger entre la miseria y la nada. Han atado las manos de los trabajadores de este país con la devaluación salarial, la externalización y la sobreexplotación como las que han sufrido las camareras de pisos», ha dicho al grupo parlamentario del PP. Díaz ha destacado el «carácter histórico» de la reforma laboral «en defensa de la democracia» y ha afirmado que «deja atrás aquello que entronizó como el trabajo basura». «Debatimos el contenido de una norma que recupera derechos para los trabajadores de nuestro país», ha dicho. La vicepresidenta ha lamentado no haber podido entrar a debatir los contenidos de la norma en las conversaciones previas con los grupos parlamentarios. «Solo he escuchado humo y maquillaje. Me entristece que una norma, la más importante de la legislatura, se sustancia en debates superficiales que no ayudan a superar el descrédito de la política. Me entristece que el debate se base en las luchas partidistas. Tal y como me han enseñado en mi casa, concibo la política para mejorar la vida de la gente. Aquí se debate decir sí o no al modelo fracasado del PP, sí o no a un trabajo decente», ha explicado Yolanda Díaz.