La policía vuelve a detener al falso médico de Terrassa por una nueva estafa
Jesús Giménez, el joven detenido, se hacía pasar por vigilante de seguridad con la titulación falsificada y ya estuvo en prisión preventiva por trabajar como médico sin formación

Jesús Giménez Oliva, el falso médico de Terrassa

Madrid
Con solo 23 años, Jesús Giménez Oliva ha vivido muchas vidas: neurocirujano, bombero, médico en una residencia y presunto estafador. La última: vigilante de seguridad. La Policía Nacional le ha vuelto a detener por hacerse trabajar como personal de seguridad en estaciones de tren con un carné profesional falsificado. Hace un año y medio, Giménez ingresó en prisión preventiva por hacerse pasar por médico, sin ninguna formación, en varios centros médicos como el hospital de Martorell o la residencia Sanitas de Barcelona. Ahora el juez le ha vuelto a dejar en libertad provisional.
Giménez Oliva ha dado muestras de ser un maestro del engaño. Hasta ahora, no le han atrapado por la documentación que él mismo falsifica, sino porque los agentes le han identificado, recordando sus anteriores fechorías. Esta vez, la investigación empezó cuando unos agentes le vieron trabajar en una estación de tren. "A pesar de tener el nombre y el peinado cambiado, lo reconocen y proceden a su identificación, interviniéndole la documentación falsificada", relata la Policía Nacional.
Hace un año también le reconoció y denunció una enfermera que meses atrás le había visto colarse en un parque de bomberos y subirse a una ambulancia. Esta vez la sanitaria había ido al centro logístico de Amazon a atender a un transportista que había sufrido un ataque al corazón. Giménez Oliva ejercía de médico de la empresa. Trabajó como tal durante un mes, hasta que los Mossos le detuvieron.
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Giménez había aprovechado la necesidad urgente de personal durante la primera ola de la pandemia para colarse en varios hospitales, como el de Sant Joan de Déu de Martorell, o una residencia de ancianos de Sanitas en Barcelona. Prescribió medicamentos, dio altas y firmó certificados de defunción, según recogen los atestados de la Unidad de Investigación de los Mossos de Martorell. Lo hizo gracias al número de colegiado de un médico jubilado, además de un título y un currículum falso y una carta de recomendación de Vall d'Hebrón.
Entonces, tenía solo 21 años; edad con la que ni siquiera habría podido acabar la carrera, aunque su corpulencia le hacía parecer mucho mayor. Ya entonces tenía antecedentes por intrusismo laboral, casi siempre, metiéndose en la piel de sanitarios o personal de emergencias. Su defensa argumenta que Giménez tiene problemas psiquiátricos y fuentes policiales relatan que tuvo una infancia difícil, en parte, en centros tutelados. Convencía porque tenía un lenguaje médico muy rico que había ido aprendiendo, en parte gracias a internet. También, según la Audiencia de Barcelona, le ayudaba su gran habilidad para falsificar documentos, que incluso vendía.
Un "intruso" en el hospital
En el Hospital, trabajó durante 20 horas, en las que firmó el certificado de defunción de Josep. Tenía 79 años, y cinco hijos, que todavía esperan respuesta. Su padre ingresó en el Hospital de Martorell el día 1 de abril y a pesar de algunos problemas respiratorios y de que tenía azúcar, siguió una buena evolución, según sus hijos, que hablaban con él por videoconferencia cada día. Hasta la tarde del 6 de abril a las 19 horas. "Lo vimos animado y sólo se quejó de la incomodidad del respirador, era una persona muy vital, nuestro puntal", explica su hija Fina en declaraciones a SER Catalunya. Por ello, no se explican que tres horas más tarde les comunicaran por sorpresa que había muerto.
La familia se enteró de lo sucedido cuando pidieron enterrar a su padre. "Nos dijeron que le tenían que hacer la autopsia en la Ciudad de la Justicia y nos extrañó mucho, pero la dirección del Hospital de Martorell explicó que a veces se hacía con algunos pacientes. Después acabaron diciéndonos que su certificado de defunción estaba firmado por un falso médico, un intruso que se les había colado", relata con impotencia la hija de Josep. La clave para los investigadores es saber si Giménez llegó a administrar algún tratamiento al paciente. El Hospital de Martorell le expulsó el día 7 de abril y alertó a los Mossos, que lo detuvieron al día siguiente, cuando ya trabajaba en una clínica privada de Barcelona.
La Audiencia de Barcelona rechazó inicialmente que quedara en libertad esgrimiendo riesgo de fuga y también de que volviera a cometer los mismos delitos. "Hay un intenso riesgo de reiteración delictiva que se debe neutralizar", vaticinó el tribunal, a quien el tiempo ha dado la razón. El juzgado de Martorell le acusa de una serie de delitos: intrusismo profesional, usurpación continuada de estado civil, falsificación documental, estafa continuada agravada, desobediencia y también un delito contra la salud pública por haber atendido a enfermos y personas vulnerables sabiendo que estaba infectado por COVID-19. Ahora, suma otra causa por hacerse pasar por quien no es.

Andrea Villoria
Responsable de Tribunales y Sucesos de la SER en Cataluña




