Cati González: "Parecía que iban a traer trabajo y prosperidad pero han traido mierda y miseria"
La presidenta de la Asociación de Vecinos Casas de la Celia, en Jumilla, nos cuenta cómo ha cambiado la vida en esta zona tras la llegada de las macrogranjas
Cati González: "Parecía que iban a traer trabajo y prosperidad pero han traído mierda y miseria
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Murcia
Conocido popularmente como La Celia, este núcleo rural se caracteriza por el paisaje de sus viñedos, pertenecientes a la Denominación de Origen Jumilla. Viñedos que se ven amenazados, según nos cuenta Cati, por la presencia de macrogranjas con 240.000 cabezas de ganado porcino y vacuno en sus alrededores.
La más próxima está a poco más de un kilómetro, tiene 12.000 lechones y autorizada una ampliación para que albergue 24.000.
Parecía una buena idea, hasta que el mal olor y la plaga de moscas lo invadió todo.
"Al principio parecía que iban a traer prosperidad, trabajo y cosas positivas, pero el tiempo ha demostrado que lo que han traído ha sido mierda y miseria, poco más", lamenta Cati González, presidenta de la Asociación de Vecinos Casas de La Celia.
La peste, los insectos, su combinación produce una situación tan insoportable que los propietarios de los viñedos no encuentran jornaleros que quieran trabajar allí durante la vendimia.
"Imagínense lo que supone estar trabajando en la viña con el calor, la peste y las moscas que se te meten a la boca. Sucede que los jornaleros casi prefieren no ir, cuesto mucho encontrar gente que quiera ir a vendimiar y hacer los trabajos del campo en esas condiciones. Es duro", explica Cati González.
También están teniendo otros problemas. Afirma Cati González que, en ocasiones, se autoriza a estas granjas a verter los excrementos de los cerdos en bancales cercanos. Esos líquidos se filtran y llegan hasta sus parcelas con consecuencias que aún están por definir para el terreno que, eso sí, ha perdido ya buena parte del valor económico que tenía.
"Vas a trabajar y te encuentras que el bancal de al lado está encharcado de purines, tienes toda la peste al lado, tienes las moscas e incluso los lixiviados. Los purines se van lixiviando a las parcelas de los vecinos con las consecuencias que puede eso ir teniendo", se queja la presidenta vecinal.
Las que sí están definidas y medidas son las consecuencias que está teniendo para el acuífero de la zona, que da de beber y de regar a vecinos y agricultores. Superan los niveles permitidos de contaminación por nitratos.
"Este verano hicimos una campaña la asociación de vecinos, en colaboración con la plataforma Salvemos Nuestra Tierra y Greenpeace. Estuvimos midiendo los niveles de nitratos en pozos de la zona, con la sorpresa de que han salido valores superiores a lo permitido, estamos por encima de los cincuenta miligramos por litro. Con lo cual el agua, los acuíferos nuestros, de la zona, están alcanzando niveles de contaminación preocupantes", alerta Cati González.
Se resiente la agricultura tradicional de la zona pero no es lo único, la presidenta de la Asociación de Vecinos Casas de la Celia, lamenta especialmente la pérdida de la calidad de vida que ha sufrido este núcleo rural que afecta, incluso a sus horarios.
"Es la pérdida de la calidad de vida del núcleo rural. Esa vida de aldea, de hacer vida en la calle en cuanto hay buen tiempo, de salir a disfrutar de tus parajes. Eso nos hemos olvidado ya, desde hace tiempo. Hasta que no es de noche y se han ido a dormir las moscas no se puede salir a la calle porque te comen. El hacer vida, el salir...eso se ha acabado", conluye.
Maica Sánchez
Me escuchas cada día en La Ventana Región de Murcia.