Fiestas de ayer y de hoy
Crónica del Señorío de los Luna Cornago
Fiestas de ayer y de hoy
Logroño
Abrimos un nuevo capítulo de la Crónica del Señorío de los Luna Cornago que nos lleva a recordar cómo eran las fiestas de San Antón y San Sebastián de Valdeperillo, de la mano de nuestra colaboradora Angelines Mercader.
El pasado fin de semana del 15-16 de Enero se celebraron este año 2022 las Fiestas Patronales en el Barrio de Valdeperillo, pedanía de Cornago en honor de San Antón y San Sebastián. En ellas el pueblo de Valdeperillo se engalana para celebrar su fiesta con sus vecinos y quienes quieran visitarles en ese día.
San Antón
La fiesta de San Antón comienza haciendo sonar las campanas, que llevan la fiesta a los oídos de los vecinos del pueblo, y con ellas llega también el sonido a los vecinos de Cornago, anunciándoles que ya está preparado todo para compartir de nuevo, como todos los años, el esperado momento. Se prende la hoguera, que estará presente en toda la Fiesta encendida, con buena leña que mantenga el fuego en la Plaza.
Hoy en día la fiesta se ha reducido no solo en el número de días a celebrar, sino también en las tradiciones y ritos que acompañaban en estas fiestas a sus vecinos, y que pretendo recoger en estas líneas. Las prisas, la despoblación, la acomodación de las fechas a los fines de semana para que puedan asistir aquellos que están fuera, una vez al año, hace que todo cambie, y que algunas cosas se olviden, pero la memoria no puede perderse y recordar cómo se celebraban antaño nos acercará al cariño desde el que está redactado este artículo.
Las Fiestas de San Antón y San Sebastián de Valdeperillo tenían ya en el final del año un acto relacionado donde se organizaban los jóvenes, en la Noche Vieja, en la cual los mozos y mozas ser reunían para realizar un sorteo. En una tinaja se metían las papeletas con los nombres de los chicos, a partir de 16 años, y en otra la de las chicas. Extrayendo dichas papeletas se formaban las parejas para los bailes, para a lo largo del año y las diferentes fiestas, unir a los jóvenes, que quizás en algunos casos llegarían a ser matrimonios más adelante, como forma de vencer miedos y tabúes en algunos casos, o forzar un poco la voluntad de los padres para facilitar los encuentros entre ellos con una autoridad mayor que la suya para ese momento. Realizado el sorteo se bailaba una jota, abriendo el baile el Alcalde de los mozos junto a la moza que había tocado en suerte, tras él el resto de los mozos de la Justicia de Varas y resto de la juventud presente.
Las Fiestas de San Antón y San Sebastián comenzaban con la novena previa, desde el día 8 de Enero hasta el 16 en que se realizaban las Vísperas, en la que se rezaba el rosario cada día y se cantaban los Gozos de San Antón, la historia de la vida de San Antón, su paso por el desierto y las tentaciones y finalmente el triunfo de su fe y su dedicación a Dios.
Tras la Novena llegaba el día grande, el homenaje a San Antón, rosario de la Aurora, misa al alba y luego la Misa Mayor cantada por el coro de hombres a tres voces, para la misa Mayor se contrataba a un buen orador y se preveía una partida económica para tal fin, venía algún religioso del Convento de Campolapuente, o bien el cura Párroco de la iglesia de San Pedro de Cornago, era un día importante y merecía la pena pagar bien para tener un gran sermón. –en 1844 se pagaron 30 reales para esto, y a partir de esta fecha es habitual encontrar una partida económica referente al sermón o la comida del predicador que viniese a la fiesta.
En dicho día acuden a la fiesta mucha gente, no solo de Valdeperillo. La audiencia era tanta que en 1709 el Padre Visitador dictamina que “dada la concurrencia de personas en este día en la aldea de Valdeperillo que acuden a la ficha fiesta, y que no hay bastante capacidad de la dicha iglesia, permite su merced que en dicho día puedan subir al coro las personas que no cogieren abajo, con tal que no canten ni perturben los divinos oficios, porque solo han de cantar los que destinare el dicho cura bajo dicha censura”
En la Procesión se sacaba a la imagen de San Antón en las andas, que se renovaron en 1715, y que pagaron a medias entre la Cofradía de San Antón y la del Rosario de Valdeperillo. También se sacaba al Santo con el pendón, distintivo de la Parroquia o cofradía, adquirido en 1723, de Damasco blanco. Se añaden también unos adornos de cintas y ramos que acompañan a la dicha procesión.
La misa y la procesión de la imagen del Santo, llevada a hombros por sus vecinos es un momento de recogimiento y celebración. Los cohetes no pueden faltar en la fiesta, y desde 1732 se recoge en los libros de cuentas dicho gasto.
Se traían Danzadores y músicos, hay referencia de ellos desde el año 1686, para bailar alguna danza que no se ha conservado hoy en día, para la música de la Procesión, la subasta y el baile posterior a la misa. Los músicos, antiguamente gaiteros venidos de Arnedo o de otras localidades se les contrataba para estar en el pueblo todo el tiempo que durase la Fiesta a pensión completa, de comer, beber y alojamiento.
Para sacar las imágenes en las andas y el Pendón en la Procesión la Parroquia de San Antón proveía un pequeño gasto o propina a los mozos que las portase, a los que se les daba cuatro reales (cantidad que permanece invariable durante muchos años), además de cántara de vino tras el esfuerzo realizado.
Tras la procesión y Misa Mayor, en la que estaba presente la Custodia con la reliquia del Santo, y que todo el pueblo pasaba a besar se procedía a la:
La Bendición de los animales. El día de San Antón se llevaban las caballerías al Pórtico de la Iglesia, debidamente engalanados limpios y adornados con cintas, cascabeles y pertrechados para recibir la bendición, también se llevaban los cerdos y los perros, ya que eran el sustento de la casa y por lo tanto primordial que tuviesen el amparo de su bendición.
El Alcalde de Valdeperillo y vecinos que quisieran, junto a una moza casadera elegida por él o en suertes, y vestida con sus mejores galas, daban tres vueltas a la iglesia con las caballerías engalanadas. La chica o novia acompañaba, montada en la caballería, y daba con su pareja dichas vueltas. También venían personas con caballerías de Cornago para ser bendecidas.
San Sebastián
Tras los actos religiosos los músicos se trasladaban a la vecina Era de las Campanas, en la que se celebraba el baile para todo el pueblo y el Ayuntamiento ofrecía una comida para todo el pueblo. Los dos días siguientes se celebraban misa y rosarios hasta la celebración de San Sebastián.
El día 20 se celebra San Sebastián, el segundo santo de Valdeperillo, y su ermita entre Cornago y la aldea. El culto a San Sebastián es muy popular, se le invocaba sobre todo para evitar las pestes y enfermedades. El día comenzaba con la misa de la aurora al amanecer. Tras la misa se colocaban los panes y los roscos, que serían bendecidos en la Misa Mayor que se celebraba unas horas después.
Misa Mayor y bendición de los Roscos, se escuchaba el coro de cantantes a varias voces. Sermón del padre o cura visitante. Solemne. Se pasaba la reliquia a besar a todos los vecinos del pueblo. Tras la misa se llevaba a cabo un reparto de comida ofrecido por el Ayuntamiento a los vecinos. Los músicos tocaban en la era de las Campanas un rato antes de la comida, que cada uno hacía en su casa.
Por la tarde se celebraba un rito importante, El cambio de Varas. Los mozos componentes de la “Justicia de Varas” salientes y entrantes, bajaban a la Casa del Lugar en la Plaza, donde se llevaba a cabo la tradición del cambio de “Las Varas” símbolo de organización y responsabilidad, entre La Justicia Saliente y la Entrante. Estaba compuesta por tres personas, el Alcalde de los mozos, el Teniente Alcalde y el Alguacil.
Tras el Cambio de Varas se subía a la Iglesia a realizar la Limosna del Santo, la subasta de los panes y los roscos. Presidiendo la mesa de las Autoridades, donde se lleva a cabo la subasta, se coloca el Alcalde de Valdeperillo, este día representante máximo de los vecinos del pueblo, el Cura Párroco de Valdeperillo y el representante de la Cofradía de San Antón para tomar nota del monto de lo recaudado. La mesa presidencial se coloca en un lado de la iglesia, donde verificará el proceso de la puja, el Mayordomo encargado de llevar el acto de la puja se sitúa en medio, y los vecinos rodean la escena en los bancos, y sobre todo el mejor lugar para verlo es en el coro, desde donde se aprecia toda la escena y se incita a que la rifa vaya subiendo de tono y rivalidad.
El mayordomo procederá subastar al mejor postor todas las prendas ofrecidas, haciendo con su gracioso canturreo, y ofrenda “a los devotos de san Antón”, llevar más ánimo a los vecinos con bolsillos bien repletos de dinero, incitando a que la puja suba el precio y la rivalidad por conseguir el presente entregado y la aportación a la fiesta. Durante la subasta tocan una melodía específica, un son reiterativo que acompañará cuando se rompe el techo de la puja, momento en el que el subastador bailaba el rosco, como puede apreciarse por un momento en la grabación que he compartido al final de este artículo.
Los panes bendecidos son muy apreciados, pues se guardan en las casas durante mucho tiempo sin que se “florezcan”. Se tenían como remedio milagroso para en caso de que algún animal o persona de la casa enfermase, y en la creencia de que con ese pan se recuperarían. (hay ejemplos en todas las casas de Valdeperillo de que ese hecho ha sucedido.)
Esta clase de subastas a beneficio de iglesias y cofradías tienen su origen en el siglo XVIII a causa del descenso de los ingresos que mantenían en pie ermitas y santuarios y posteriormente a las desamortizaciones, que hicieron más difícil la financiación de la fiesta.
Los Roscos de san Antón tienen su origen en 1729, es la primera vez que se habla de dos roscos de pan y de la limosna del santo como fuente procedente de ingresos. Año a año va afianzándose la costumbre de los roscos de pan, (en la imagen del video se ven los panes con una forma especial, enroscados en sus puntas como moñetes) y los Roscos o rosquillas dulces que ya son nombrados en 1769 (para motivar a los devotos más golosos). Hay un escrito del año 1863 en el que se refleja que se ha repartido en el pueblo, según costumbre, “...el trigo de San Antonio Abad y en cantidad de dos fanegas reservadas para hacer los bollos de costumbre”, lo que nos indica que era la parroquia quien sufragaba el gasto de los bollos y los repartía gratuitamente.