Opinión

Tomarse las de Villadiego

La Firma de Ángel Martínez en la SER de Aranda

Tomarse las de Villadiego

El pasado 28 de enero pasé el día en Villadiego. Estamos preparando uno de los viajes culturales que organizamos en la Asociación de Vecinos Allendeduero y teníamos pendiente la zona oeste de la provincia de Burgos. Hasta aquí todo normal: hora y cuarto de viaje por autopista, excepto los últimos dieciocho kilómetros que discurren por una carretera bien asfaltada.

Lo que no podíamos pensar es que un ayuntamiento de 1600 habitantes tuviera una organización tan perfecta en su oficina de turismo. Con una llamada telefónica, una trabajadora municipal nos abre las puertas a seis museos: Etnográfico, Velocípedos, Pintura, Mazmorras de la cárcel, el de la Radio y el Centro de Interpretación del Cómic. Además, y como complemento de estos museos y atendido por un voluntario jubilado, Nicolás, geólogo, gozamos de una visita que duró dos horas (se puede reducir), al Geoparque de la Loras, un espacio a la sombra de la UNESCO, que permite conocer toda la evolución del territorio desde hace doscientos cincuenta millones de años, con una organización didáctica extraordinaria.

Y, a lo que voy, cómo es posible que un ayuntamiento que tiene 22 veces menos habitantes, con un presupuesto diez veces menor que el de Aranda, cuente con dos empleadas en su oficina de turismo, con un tríptico informativo claro, sencillo; con un sistema de reservas rápido; con unos museos perfectamente organizados y a un precio simbólico.

Algo está pasando en Aranda para que nuestros museos tengan las puertas cerradas y el sistema de acceso sea tan desconocido para los visitantes. Para qué tenemos unos museos tan interesantes si no pueden gozar ni disfrutar de los mismos ni turistas ni arandinos.

Creo que es necesario que alguno de los responsables concierte una cita con Villadiego, se ponga en contacto con la oficina de aquella localidad, tome nota de su sistema de gestión y pongan en marcha, sin privatizar, los museos que poseemos en nuestra villa.

Nunca mejor dicho aquello de “Me tomo las de Villadiego”, como dijo también Cervantes en su obra inmortal. Un saludo y que cunda el ejemplo.