La libertad de expresión de los bocazas
La justicia ha cumplido con creces su protección de las libertades
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"La línea roja" de Matías Vallés
Cuando los jueces y fiscales son más avanzados en la interpretación de la libertad de expresión que los ciudadanos, deben extraerse dos consecuencias.
En primer lugar, hay que felicitar a la Justicia por cumplir con su tarea.
En segundo lugar, hay que preocuparse por una sociedad que concede demasiada importancia a los bocazas.
El apego al idioma inglés explica que hoy llamemos ‘youtubers’ a los bocazas, y uno de ellos desgraciadamente mallorquín presumió de engañar a sus parejas femeninas para practicar el sexo sin condón.
El Govern consideró que tenía que querellarse contra el bocazas, por abusos sexuales y delito de odio.
El Govern no se ha personado en los casos conflictivos de mujeres asesinadas tras denunciar su situación ante las fuerzas del orden, ni de profesoras acosadas por sus superiores.
Tanto el fiscal como la juez archivaron la denuncia y la querella contra el bocazas.
De hecho, la jueza lo llamó bocazas, en la versión más judicial de “fanfarrón”.
Los denunciantes han promocionado a un indeseable que solo merece el desprecio del olvido.
La justicia ha cumplido con creces su protección de las libertades.
El Govern ha de aprender que su misión es reducir el número de bocazas en la comunidad, y cuenta para ello con ese recurso tan carísimo que pagan los ciudadanos y que se llama Educación.
