La distancia complica el día a día de los enfermos de cáncer de Aranda y Ribera
A la incomodidad de los desplazamientos se suma la incertidumbre sobre si podrán recibir o no el tratamiento en función del resultado de un análisis que consideran podría hacerse en Aranda, aunque hasta ahora Oncología del HUBU no lo contemple
Aranda de Duero
Un enfermo de cáncer de una ciudad no es igual que otro enfermo de otra. Ni de un pueblo. Es una realidad constatable ya que, por desgracia, los recursos son los que son y los tratamientos ante esta feroz enfermedad se centralizan en los hospitales de cabecera. Es el caso de los enfermos de Aranda y su comarca, obligados mayoritariamente a desplazarse al HUBU. Para recibir radioterapia, puesto que el hospital comarcal carece de la tecnología para aplicarla. Pero desde hace un par de años se ha incrementado el número de quienes también reciben quimioterapia. Y es que pese a contar desde hace casi cuatro años con un magnífico Hospital de Día Oncológico en el Santos Reyes es la falta de profesionales lo que dificulta que Aranda pueda garantizar una asistencia terapéutica de calidad a estos enfermos. Cambios continuos y vacantes recurrente en una unidad con solo dos plazas, además de fricciones con la última de las profesionales incorporadas provocaron que el HUBU comenzara a hacerse cargo de primeros diagnósticos y seguimientos de un buen número de pacientes que también reciben quimioterapia en el hospital burgalés. Y en este caso no se trata solo de tener cita para el tratamiento, porque el paciente puede recibirlo o no en función de su estado, que se determina con un análisis previo que tiene que realizarse pocas horas antes. Y aquí comienza la complicación.
Este martes, Irene Molina, una arandina que padece cáncer ha relatado en la SER las implicaciones que esto tiene en su día a día, incluidas algunas penosidades que padece por vivir lejos del HUBU y que en su opinión no tienen explicación. "Se detectan desigualdades porque es muy distinto", asevera Irene, detallando que cuando ella acudía en plena pandemia a 'recibir el tratamiento', "salíamos a las 6.30 horas de Aranda y el día que más pronto volvías lo hacías a las 19 horas".
Así es la dura jornada de tratamiento
Irene detalla cómo son las más de 12 horas que puede pasar un paciente fuera de casa. "Primero te vas a hacer una analítica para ver cómo tienes las defensas. Te dicen que te vayas, y vuelves a las cuatro horas para que en función de los resultados te digan si te ponen o no la quimio. Después tienes que volver a las dos o tres horas para que te den el tratamiento porque tienen que prepararlo, y a eso hay que sumarle el tiempo que lleva el tratamiento", explica, dando a entender que "es muy distinto cuando vives allí", porque "te puedes ir a casa, y no tienes que pasarte todo el día parada, más en pandemia como estaba yo cuando iba".
Una propuesta que facilitaría la vida a los pacientes
Tal y como explica Valentín García en esta charla, en su día la coordinadora del Centro de Salud Sur y además presidenta de la AECC de Aranda, Eva Asensio, entendió que este problema que conoció de primera mano tenía una 'fácil' solución: hacer esa analítica en Aranda, y que a través de ella los oncólogos determinaran en Burgos si los enfermos tenían que ir a recibir o no el tratamiento, con una hora determinada. Irene lo reconoce, pero apunta al mal desenlace de la propuesta. "La idea era ir directa a recibir el tratamiento o no ir si no te tocaba. Pero Burgos dijo que no. No me lo explico. Empezaron a decir que ese no era el protocolo, después yo insistí porque era una paliza y yo no estaba para esas palizas. Volví a insistir, y al final me dijeron que es que no podían ver las analíticas, ¡en pleno siglo XXI!", refleja. "Una de las veces me dieron un papel de estos que te dan con las analíticas para que me las hiciera el día anterior en Aranda y se las llevara en mano a Burgos. Les dije que me parecía una tontería. No lo entendí en ningún momento", añade.
El director médico del HUBU en aquel momento, el ribereño Antonio de las Heras, también vio con buenos ojos esta medida, que de momento, ha descartado el servicio de Oncología del HUBU pese a que ahorra comodidad al paciente (y dinero) y lo más importante: calidad humana, evitando viajes a quien se encuentra en una situación delicada por la enfermedad. Sin embargo la propuesta se encuentra con otros problemas organizativos pero que también afectan a la seguridad del tratamiento. Fuentes del HUBU consultadas por Radio Aranda explican que el mismo día del tratamiento suele citarse también al paciente para la consulta con su oncólogo, por lo que el desplazamiento tendría que realizarse inevitablemente. Además no siempre es suficiente con un sólo análisis, que en ocasiones hay que repetir. En ese caso no sería sencillo, estando fuera, que los resultados llegaran a tiempo para realizar el viaje y acudir a la consulta ya citada.
La situación deja en evidencia que el lugar donde se vive no es indiferente a la hora de recibir la enfermedad, como deja claro el lema de este año de la AECC 'Cuando se trata de cáncer tu código postal influye más que tu código genético'.
Jorge Alvarado
Periodista. Responsable Digital de la SER en...