Aranda de Duero

El pasado 4 de febrero se celebraba el Día Mundial Contra el Cáncer. Desde la SER de Aranda hicimos un programa especial dando más visibilidad a lo que se hace, y a cómo se vive esta maldita enfermedad en nuestra comarca. Pero este martes le hemos puesto voz, nombre y apellidos a ese día a día. Y lo hemos hecho con Irene Molina, una arandina que fue diagnosticada de cáncer, que ha tenido que padecerlo en la época más complicada de la pandemia, y que se ha abierto con nosotros para compartir su experiencia.

"Ahora estoy con el cáncer en revisión y mis pastillas y revisiones. Me lo diagnosticaron el 18 de diciembre de 2019 y me operaron el 6 de marzo de 2020", detalla, antes de hablar de lo que sintió cuando se lo confirmaron. Reconoce que fue "un palo". "Cuando te lo dicen, se te cae el mundo. Me eché a llorar y no podía parar. Lo primero que piensas es que te vas a morir; pensaba en mi hija, en mi familia... Es un impacto inesperado. Te lleva a tener mucho miedo. Tú oyes cáncer y solo oyes cáncer. No sabes qué va a pasar, a dónde tengo que ir... Muchas noches sin dormir, muchas lágrimas", expresa, reconociendo que ha tenido suerte con los profesionales con los que se ha ido encontrando, y contando que acudió a la AECC para charlar con una psicóloga y saber "cómo eran los procesos", además de buscar información por su cuenta.

Con el tiempo Irene empezó a verlo de otra manera, con otra posibilidad. "A mí me operaron primero, entonces era como pensar que estaba ya fuera y que tenía que hacer cosas para que no volviera. Empieza otra lucha. Lo que te espera después es largo, pesado y complicado. Pero por lo menos lo has sacado. Ahora ya pienso que no vuelva por lo primero; cada vez que vas a una revisión te echas a temblar porque conoces gente que ha tenido que volver a luchar y el miedo está ahí. Pero también tengo esa sensación de que esto ya pasó; de que se acabó", relata.

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Cáncer en plena pandemia

Si padecer cáncer es una situación compleja... ¿Qué supone tenerlo cuando justo estalla una pandemia? "Me operaron la semana anterior a que se decretara el confinamiento. Eres una persona de riesgo y te toca ir al hospital, que es como el centro de todos los contagios. El desplazarte hasta allí. No querías ir en una ambulancia con otra gente. Me llevaba mi padre a sus 75 años a darme la quimioterapia. Solo salía de casa para llevarme. Y el hecho de pensar que después de la operación te podías apoyar en tus amigas, con el confinamiento eso se acabó. Estaban apagadas hasta las máquinas de vending", refleja Molina, antes de explicar el duro día a día de un enfermo de cáncer de la Ribera y las pocas facilidades que desde Sanidad se les brinda.

Irene recuerda que fue un momento "duro" encontrarse apelotonada en una sala de espera. Pero ahora dice que "valoro todo de otra manera". "Antes llegabas del trabajo con algún problema y le dabas mil vueltas, y ahora ya no. Quieres hacer las cosas bien sí, pero lo que me importa, es mi vida", sentencia. Y en resumen es una lección precisamente de eso, de vida, la que nos ha regalado la AECC. Una organización que valora ampliamente esta arandina, "porque es alguien a quien darle la mano y que te acompaña". Una mano, que ojalá, Irene nunca tenga volver que coger.