Luis Ángel Cembrero, de La Cantina Palentina, cuelga el mandil tras 51 años de profesión
Durante más de dos décadas ha regentado el popular establecimiento en la calle Mayor

Luis Ángel flanqueado por sus hijos / Facebook

Palencia
"Era como Messi, siempre venían a buscarme para trabajar". Con el sentido del humor que le caracteriza, con su habitual tono divertido y cercano con la clientela "de toda la vida", el que así se expresa es un histórico de la hostelería de Palencia. Se jubila tras 51 años de una trayectoria que empezó en Santander y que acaba en Palencia. "Bueno amigos, después de 22 años de esta aventura y 51 de profesión es el momento de decir adiós". Es un adiós a su profesión y a La Cantina Palentina que cierra este sábado para reconvertirse en próximas semanas en otra ubicación de la mano de los hijos del conocido hostelero, Iván y Luis Ángel.
"Llega este momento donde los sentimientos se encuentran y sientes felicidad por llegar al fin de los días laborables y dejar un oficio que, los que hemos hecho muchas horas de guardia, sabemos que es algo mucho más que eso", afirma Cembrero, Luis como le llama toda la clientela. Recuerda que cuando vino a Palencia, el bar África fue el primer local en el que trabajó. "Luego me vinieron a buscar para trabajar en El Palentino y después en el Club 38". Era un profesional al que no le faltaban ofertas. El gran salto, que ha durado 22 años, fue ponerse al frente junto a su familia de La Cantina Palentina.
El veterano hostelero solo tiene palabras de agradecimiento para su clientela. "Gracias a todos y cada uno de vosotros por estos años, por el apoyo, las risas, los buenos momentos y, sobre todo, por habernos acompañado en este viaje maravilloso. Me voy orgulloso de mis hijos. Ellos llevan ahora el mando y siguen apostando por Palencia".
Luis recuerda que "La Cantina seguirá en otra ubicación". Añade que "es muy feliz de trasmitirles (se refiere a sus hijos) lo que es la hostelería. Algo más que una profesión, un modo de vida donde en cada momento intentas dar lo mejor de ti para la gente". Mira a sus hijos con orgullo y es plenamente consciente de que "es el momento de ellos y sé que van a mejorar lo que hizo su padre, Por eso me voy feliz". En su despedida, una proclama en estos tiempos en los que el sector ha sufrido por la pandemia: "¡Nos vemos en los bares!". A Luis ahora le toca disfrutar de la vida, de su finca, de su familia, de los pequeños placeres... lo merece. ¡Feliz jubilación, maestro!




