Alberto Rivera: de sus lecciones magistrales en el césped a un registro impresionante en su primera media maratón

Hace unos años, el sportinguismo se rompía las manos aplaudiendo a Alberto Rivera, aquel colosal y menudo centrocampista que, por su amistad con Manolo Preciado, recaló en Gijón entre 2009 y 2012. Tres años intensos en los que el exjugador del Real Madrid dio muestras de su descomunal talento futbolístico. Fue de esos jugadores que, gracias a aquella etapa en Primera, el sportinguismo pudo disfrutar y sentir como propios.

Tras el descenso del equipo, y a pesar del interés del propio Rivera y del entonces nombrado primer entrenador Manolo Sánchez Murias, el medio de Puertollano se fue del Sporting rumbo al Elche. Allí, en 2014, puso fin a su carrera futbolística. Pero si alguien pensaba que el deporte se había acabado para Rivera, se equivocaba.

En su Puertollano natal, compaginándolo con el fútbol, Rivera empezó a correr. Le entró el gusanillo de los trails de montaña, aunque ahora se ha propuesto un reto: correr dentro de un par de semanas la Maratón de Sevilla. Siguiendo la recomendación de los expertos, un par de semanas antes optó por correr una media maratón: la de Santa Pola. El tiempo que hizo sorprenderá a quien no conozca a Rivera; no tanto a los que sepan de su constancia y su capacidad física: 1:09:39, un registro que le hubiera servido para ganar la general de la última media maratón de Gijón, por ejemplo. Y todo a punto de cumplir 44 años.

La trascendencia pública de la marca realizada en su debut en esta distancia hace que Rivera sienta ahora "un poco de presión", pero nada que ver con la que vivió durante su brillante carrera como futbolista. Esto es ahora un pasatiempo, aunque se ve que lo ha cogido con ganas.

A Rivera no le cuadran bien las fechas para disputar la próxima media gijonesa, pero sí volverá este verano (como todos) a una ciudad que le marcó personal y profesionalmente. Llegará en coche, con su familia, aunque si se lo propusiera podría venir corriendo.