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Anelka: "El vestuario del Madrid fue un infierno"

El mítico delantero ha repasado su trayectoria y su paso por el conjunto blanco en una entrevista a RMC

Anelka y Karembeu levantando la Champions con el Real Madrid / Getty Images

La etapa de Nicolas Anelka en el Real Madrid fue tan fugaz como complicada, tal y como ha contado el delantero en una entrevista en 'RMC Sport' en el programa de Jerome Rothen. El futbolista francés llegó al Santiago Bernabéu, , procedente del Arsenal, en 1999 a cambio de 35 millones de euros con la etiqueta de 'estrella', pero jamás logró integrarse. Un año más tarde, salió rumbo al Paris Saint-Germain. Como antesala del duelo de octavos de Champions entre parisinos y madridistas, Anelka ha rememorado su estancia en el club blanco.

Problemas desde el primer día

Su llegada se materializa por expreso deseo de Lorenzo Sainz, por entonces presidente del Real Madrid. El francés detalla cómo las complicaciones aparecieron desde el principio. "Mi llegada es una locura. En Inglaterra estaba acostumbrado a tener una vida privada tranquila, en España es totalmente diferente. Allí eres uno más fuera del campo, pero aquí los fotógrafos te persiguen allá ponde vayas. Eres el foco todo el tiempo y es difícil si no buscas eso. Yo era todo lo contrario", expresa el delantero.

Los obstáculos se siguieron sucediendo en la vida de Anelka. El siguiente, y más determinante, fue el vestuario, donde no logró congeniar con nadie: "El primer día no tengo ni sitio asignado. Esperé al resto, pero todos me decían que ese era su sitio. Tuve que esperar a que alguien me dejara uno. En ese momento me hago preguntas, me digo: "¿Qué hago aquí?". El recibimiento de la plantilla se sumó a las palabras de Samuel Eto'o, que le aconsejó que hicera caso a los mayores, quienes habían cuestionado su fichaje al presidente por la presencia de Fernando Morientes en el equipo. "Cuando supe eso, sabía que iba a ser muy complicado, pero se demostró que era un infierno", explica con dureza Anelka.

Sin confianza ni continuidad

El histórico delantero señala a los españoles y la propia presión del Real Madrid como causas de su breve paso por la entidad. También se autoculpa por no querer integrarse y no hablar español, pero lo justifica aludiendo a las palabras de Eto'o: "El hecho de que Samuel (Eto'o) me diga que tenga cuidado me pone a la defensiva. No hago el esfuerzo y no marco la diferencia en el campo. Estoy compitiendo con Morientes y Raúl en mi posición, y encima no estoy bien en el campo." Además, incide en las diferencias en el juego de Arsenal y Madrid como uno de los motivos de su escasa influencia: "Estaba acostumbrado a jugar a la contra, pensé que utilizarían mis cualidades, pero solo trabajé mis defectos". Anelka también aprovechó la entrevista para recordar su rivalidad con Morientes y Raúl en el campo. Para él, era fácil jugar con Raúl, no con Morientes. A pesar de ser delantero centro, jugó gran parte de la temporada en la derecha, lo que afectó de lleno a su rendimiento.

El despido de Toshack significa la llegada de Vicente Del Bosque al banquillo blanco. Pero con el entrenador español, Anelka tampoco logó integrarse: "Cada vez que no lo hago bien, me vuelven a poner en el banquillo. Cuando se es delantero, se necesita confianza. Luego vino el partido contra el Barcelona en el que marqué. Jugué el siguiente partido y no marqué, así que me volvieron a poner en el banquillo". La frustración lo llevó a hablar con Del Bosque, al que exigió explicaciones por mantener en el once a Morientes aunque no viese portería. El técnico no esuchó sus demandas: "La forma en que me lo dijeron... Me dijeron que querían hablar después del entrenamiento, yo quería hablar antes. Entonces me llamaron y me dijeron que sería mejor que estuviera mañana, pero no fui".

Los dos goles en semifinales de Champions frente al Bayern le llevaron a la titularidad en la final de la 'Octava' Champions . Antes fue pitado por el Bernabéu, pero no guarda rencor a la que fue su afición. Para él lo importante fue aquel triunfo del que se siente parte. Sin embargo, decidió salir a final de temporada: "Habían pasado tantas cosas esta temporada que me resultaba casi imposible quedarme. No podía estar dos temporadas así. Este es el único lugar en el que no me he llevado bien con los jugadores", sentenció. Ese verano, Anelka fue traspasado al PSG a cambio de 34,5 millones de euros.