Un espejo en el que mirarse

No es casualidad la trayectoria del Unionistas, por segundo año consecutivo instalado entre los mejores de la categoría de bronce. A pesar del cambio de director deportivo, de entrenador y de buena parte de la plantilla, los resultados permanecen inalterables. El curso pasado se coló en la segunda fase dejando fuera a trasatlánticos como el Deportivo y se quedaron a un minuto del play-off de ascenso, y esta temporada es un habitual de la zona noble. Se codea con los grandes, Deportivo, Racing, UD Logroñés y Celta B, tiene una afición envidiable que la arropa dentro y fuera de casa, el Reina Sofía es un fortín y tiene ojo para descubrir futbolistas como José Salinas, uno de las grandes revelaciones de la 1RFEF, un lateral que capaz de marcar diferencias.

El Unionistas es, en definitiva, un ejemplo de que en el fútbol modesto no siempre es importante la chequera, sino acertar en las elecciones de entrenadores y de jugadores. Lo hizo en su día Diego Hernansanz y lo repitió Toni García, procedente del Navalcarnero. En el banquillo explotó Hernán Pérez, ahora entrenador del Real Madrid Juvenil, y no dudó en apostar por Dani Mori meses después de ser destituido en el Mérida. Todo ello bajo el paraguas de un club atípico basado en un modelo democrático en la toma de decisiones y de voluntariado. Los aficionados fijaron el precio de las entradas de algunos partidos y este mismo jueves empujaron a la directiva a modificar las tarifas del duelo de la semana próxima frente al Racing de Santander.

En su permanente estado de gracia, los blanquinegros visitarán el domingo el Reino de León con el regreso de Mandi tras cinco encuentros de sanción, sin Cris Montes por coronavirus y con el efecto Pablo Espina como lanzadera. El delantero asturiano la tiene tomada con la Cultural a la que le hizo goles con el Lealtad, con el Guijuelo (un hat-trick) y también esta misma temporada con el Unionistas.