Rafael Poch: "Cuando te sitúan del lado de Putin, es más complicado informar"

Madrid

Desde hace varias semanas, la escalada de hostilidades en la frontera entre Ucrania y Rusia tiene al mundo pendiente de un posible enfrentamiento militar. Tanto Joe Biden como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, consideran que el riesgo de que Rusia provoque un conflicto armado al invadir militarmente Ucrania es real y podría ser inminente. Para Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia durante 35 años, la mayor parte de ellos en la entonces URSS y actual Rusia, hay demasiado “griterío” e “histeria”. Y aunque reconoce que la situación es “delicada”, descarta una invasión militar rusa.

Está previsto que Biden y Putin hablen este sábado por teléfono. Estados Unidos pide a sus ciudadanos que abandonen Ucrania en un plazo máximo de 48 horas. La Unión Europea, por su parte, permitirá abandonar Ucrania al personal diplomático no esencial y se les ha ofrecido teletrabajar desde fuera del país. Según Poch, tendríamos que poner un “zoom de posición de gran angular para observar esta situación”. Desde hace muchos años, “el bloque militar más importante del mundo, el de la OTAN y Estados Unidos, está practicando un cerco militar a sus adversarios tanto a Rusia como a China”. Poch considera que cuando estos adversarios responden “hablan de amenaza” y, en cambio, si es el bloque el que lo hace, lo consideran “defensa”. "Esto es un engaño", según Poch.

Una de las claves del conflicto es entender por qué Rusia no quiere que Ucrania forme parte de la OTAN. Una cuestión casi física y militar, si vemos cómo los miembros de la OTAN se van acercando a Rusia desde su creación en el año 1949. El corresponsal Poch considera que “estamos en un momento en el que todos los imperios están perdiendo influencia y potencia en el mundo, pero focalizamos la atención solo en el caso de los rusos que tienen unos complejos tremendos".

Como periodista, en Rusia y en China, países en los que trabajó durante años, "tenía la ventaja de que podía criticar a los regímenes establecidos", pero si lo hace en países como Alemania o Francia, "ahí empiezan los problemas". Desde la Anexión de Crimea en 2014, "con el inicio de la segunda Guerra Fría, a los periodistas se nos exige ser más beligerantes". Además, añade que, "cuando te sitúan del lado de Putin, es más complicado informar".