La tendencia a implosionar está en el ADN socialista

Alicante

La pasada semana, la nueva ejecutiva del PSOE en la provincia de Alicante ratificó a Toni Francés como portavoz del Grupo Socialista en la Diputación. Parecía que la decisión servía para contrarrestar la división interna que quedó patente en el congreso provincial del pasado domingo. Nada más lejos de la realidad, el poder autodestructivo que siempre han tenido los socialistas indígenas volvió a lucir.

La espiral nada virtuosa puede volver a ponerse en marcha. Todos contra todos, sin darse cuenta que, de cara a las próximas elecciones, si el Botànic quiere volver a gobernar necesita que Compromís y Podemos sumen lo suficiente -por separado o juntos- y que los socialistas no pinchen en Alicante.

Esta provincia es su flanco débil, algo que sabe perfectamente Ximo Puig y por ello se vuelca con esta tierra. A diferencia de lo que ocurre con el PP cuando está en el poder o tienen opciones de ello -entonces, aprietan las filas-, la tendencia a implosionar está en el ADN socialista alicantino.

Harían bien en activar a las bases, mirar hacia afuera y vender la gestión del Consell, en vez de liarse a garrotazos. Pero, la tentación de ser el escorpión de la fábula es tan fuerte que veremos si siguen cayendo en ella.