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El Levante saca petróleo de los nervios del Atlético

El conjunto de Simeone cayó ante el Levante (0-1) en un Metropolitano que acabó pitando a sus jugadores

El Atlético de Madrid cae ante el Levante gracias a un solitario gol de Melero (0-1). Una vez más, los nervios se apoderaron de los colchoneros, dejando escapar más puntos en el Metropolitano. Los aficionados rojiblancos hicieron notar su malestar ante el mal momento del equipo con unos sonoros pitos durante todo el partido.

Los mejores momentos

Pese a que el partido contra el colista en casa suele ser uno de los más sencillos de la temporada, jugar contra el Levante nunca es fácil para el Atlético de Madrid. No es para menos, ya que dos encuentros consecutivos contra los valencianos la temporada pasada iniciaron la crisis rojiblanca en la segunda vuelta. Además de esa alargada sombra, el conjunto colchonero vive en un estado de nervios constante provocado por la irregularidad en el rendimiento y el planteamiento por un futuro sin Simeone, el líder espiritual e ideólogo de lo que es el club en la actualidad. Así, el Levante decidió volver a ser ese equipo incómodo que fue antaño pero que aún no pudo ser esta temporada. El Atlético no tenía únicamente esa incómoda piedra en el zapato, sino todo un desierto.

El dominio visitante era total, algo inusual en el Metropolitano. Sea con o sin balón, los rojiblancos siempre tienen el control del partido. O, al menos, lo tenían. Los nervios eran el duodécimo jugador rojiblanco, haciendo que los jugadores más fiables fallasen. Giménez falló en un despeje y dejó a De Frutos solo, que ya fue el verdugo roijblanco en la campaña pasada, en un mano a mano que debía ser gol. Pese a ello, Oblak volvió a erigirse como el salvador de los suyos, dando esperanzas de que todo podía volver a ser como antes. Ya fuese por ese déjà vu en portería o por los fallos que llevan penalizando al Levante toda la temporada, el Atlético tuvo un par de ocasiones para adelantarse antes de acabar la primera mitad, ampliando el récord negativo de 19 partidos de esta temporada sin anotar en los primeros 45 minutos. El final fue el de siempre: empate a nada y tímidos pitos de una preocupada grada para despedirse de los suyos.

Con la llegada de la segunda parte, poco tardaron las quejas de la hinchada en dejar de ser tímidas. Tras una sucesión de jugadas en las que el Levante se llevaba siempre los balones divididos, llegó la jugada que desató el enfado de los aficionados. Una gran acción levantinista pilló desprevenida a la zaga rojiblanca, estando muy lejos de esa fiabilidad y orden de antaño, dejando a Melero solo ante un mal perfilado Reinildo. Oblak, que estaba recuperando su ángel, pudo hacer más en el remate del centrocampista al primer palo, concediendo así el 0-1 en el minuto 53. El Atlético ya se había llevado el primer golpe de realidad y le tocaba apretar, pero la suerte no estaba de lado de los del Metropolitano. Pocas jugadas después del tanto visitante, un chut de Kondogbia impactó en el brazo de un jugador del Levante, señalando el colegiado el punto de penalti. Pese a ello, Correa estaba en fuera de juego en el inicio de la acción y el VAR anuló la decisión. Iba a tocar remar más para los de Simeone.

Buscando una reacción, hubo un cambio de sistema y entraron Joao Félix y Luis Suárez. Poco a poco, el Atlético fue ganando territorio ante un Levante que iba menguando poco a poco tras la salida de Bardhi. Pese a ello, el tiempo pasaba y la paciencia del público local se consumía, haciendo que esos incómodos nervios fuesen en aumento entre los futbolistas rojiblancos. No había un arreón de los locales, manteniéndose prácticamente sin alterar la estadística de los tiros a puerta del Atlético, haciendo que aquello de ganar fuese una tarea hercúlea. El Levante, consciente de lo valiosa que es esta victoria dada su situación en la tabla, tenía que hacer bueno el gol de Melero, tratando de consumir los minutos lo más rápido posible.

Todo lo que no había pasado desde el tanto, ocurrió en los dos últimos del descuento. Primero, Giménez (uno de los señalados por la afición) cometió una falta innecesaria en el primer palo, anulando un espectacular remate de Correa que acabó en gol. Inmediatamente después, con un zapatazo espectacular, Malsa estrelló el balón en el larguero, dejando a Morales un rechace que cerca estuvo de cazar para poner el 0-2. Pese a ello, no se movió el marcador y se instauró oficilamente el estado de nerviosismo en el Metropolitano. Simeone, que dijo estar tranquilo, acabó el partido con una imagen atípica para lo que es él. Mientras, el Levante, que ha pescado en río revuelto, se escapa con el botín de uno de los campos más difíciles del fútbol español.