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Descubren un agujero negro supermasivo escondido entre un anillo de polvo cósmico

El hallazgo confirma que en el interior de algunas galaxias hay agujeros negros supermasivos rodeados de polvo y gas

Observaciones de la densa nube de polvo que oculta un agujero negro supermasivo en el centro de la cercana galaxia Messier 77 han ofrecido la confirmación más clara hasta ahora de la teoría que explica la estructura de los núcleos galácticos activos (AGN, en sus siglas en inglés), propuesta hace cerca de tres décadas. / Observatorio Europeo Austral (ESO)/Gámez-Rosas et al. (EFE)

Observaciones de la densa nube de polvo que oculta un agujero negro supermasivo en el centro de la cercana galaxia Messier 77 han ofrecido la confirmación más clara hasta ahora de la teoría que explica la estructura de los núcleos galácticos activos (AGN, en sus siglas en inglés), propuesta hace cerca de tres décadas.

Madrid

El Observatorio Europeo Austral (ESO) ha descubierto un anillo de polvo cósmico que esconde un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia Messier 77. Este descubrimiento reforzaría predicciones de hace 30 años: la idea de que en el interior de algunas galaxias hay agujeros negros y que estos se encuentran en el interior de los objetos más brillantes del universo, los núcleos galácticos activos (AGN, por sus siglas en inglés). El hallazgo ha sido publicado en la revista Nature.

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Los AGN son fuentes de energía alimentadas por agujeros negros supermasivos que se encuentran en el centro de algunas galaxias. El estudio ha determinado que los agujeros negros se alimentan a través de grandes volúmenes de polvo y gas, que acaban siendo devorados por el propio agujero, liberando enormes cantidades de energía y radiación que incluso pueden llegar a eclipsar a todas las estrellas de la galaxia. Esos centros masivos son "los bloques de construcción esenciales en la creación y la evolución de las galaxias", ha explicado Violeta Gámez, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), autora principal del estudio.

El hallazgo evidencia la teoría del Modelo Unificado del AGN

La estructura del anillo de polvo cósmico que cubre el agujero negro de Messier 77 proporciona nuevas evidencias para respaldar la teoría conocida como el Modelo Unificado de AGN. Hasta el momento, los astrónomos ya habían encontrado algunas pruebas que lo apoyaban, pero seguían existiendo dudas sobre si este polvo podía ocultar completamente un agujero negro.

Observaciones anteriores de diversas galaxias, incluida la Messier 77, habían apuntado a la presencia de material caliente cerca de sus centros, pero "la longitud de onda y el rango de resolución de esas observaciones no eran adecuados para establecer la estructura de la nube de polvo", ha explicado Gámez. Ahora, estas observaciones extraordinariamente detalladas, han permitido detectar un grueso anillo de polvo y gas cósmico que oculta un agujero negro supermasivo.

"Nuestros resultados son la prueba más directa del Modelo Unificado", ha destacado la investigadora. "Aunque ningún resultado único resolverá todas las preguntas que tenemos, hemos dado un paso importante en la comprensión de cómo funcionan los AGN", agregó.

El descubrimiento puede ayudar a comprender la historia de la Vía Láctea

Las observaciones fueron posibles gracias al instrumento MATISSE (siglas en inglés para Experimento Espectroscópico Multiapertura en el Infrarrojo Medio) ubicado en el desierto de Atacama (Chile). MATISSE combinó la luz infrarroja recibida por los cuatro telescopios de 8,2 metros del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo utilizando una técnica llamada interferometría para escanear el centro de Messier 77, a 47 millones de años luz de distancia en la constelación de Cetus.

"Las imágenes que obtuvimos detallan los cambios en la temperatura y la absorción de las nubes de polvo alrededor del agujero negro", ha detallado el coautor Walter Jaffe, profesor de la Universidad de Leiden.

La temperatura del polvo varía entre algo más de cero grados y 1.200 grados centígrados. Esos cambios han permitido construir un mapa detallado e identificar dónde debe de estar situado el agujero negro. Gámez ha recalcado que el trabajo puede ayudar a "comprender mejor la historia de la Vía Láctea, que alberga un agujero negro supermasivo en su centro que pudo haber estado activo en el pasado".

 
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