Escrivá, a punto de ceder su criatura a Euskadi

Técnicos de los gobiernos central y vasco se reúnen hoy para intentar cerrar el traspaso a Euskadi del Ingreso Mínimo Vital, pendiente desde octubre de 2020. La tercera y última propuesta de Madrid contiene, por fin, los adjetivos clave para aceptar esa transferencia:, que sea "íntegra" y "definitiva".

Para entender este año largo de desencuentros, hay que saber, primero, que este es el primer traspaso en base a la transitoria quinta del Estatuto de Gernika, que regula el del régimen económico de la Seguridad Social, así que se anda con pies de plomo, porque es un banco de pruebas para ese. Segundo, que en un primer momento se pactó como una encomienda de gestión. Y, por último, está el ministro Escrivá, que ha recurrido a tecnicismos varios para obstaculizar la transferencia. Mendia dijo: "ha hecho una criatura y la está cuidando". En el primer borrador reservó para Madrid la parte económica, reducía Lanbide a una ventanilla. En el segundo, puso plazos al traspaso, de diez años prorrogables.

El tercero y actual fija, por fin, que Euskadi asume todo el proceso: tramitar, autorizar y conceder la prestación. Y sin caducidad. Escrivá ha cedido ante el Gobierno Vasco. Ante todo el Gobierno. Los dos socios han ido de la mano. Al final, Mendia, al frente de Lanbide, será quien gestione la prestación, que es lo importante. No es solo un problema político, sino de eficiencia. Ahora mismo hay 1.200 solicitudes reconocidas en Euskadi y que no han cobrado, porque la autorización depende de Madrid.