Voces que claman por poder tratar el cáncer en Aranda
Conocemos el testimonio de dos mujeres que padecen esta enfermedad y que se suman a la reivindicación para que, aunque su oncólogo siga en Burgos, puedan por previa prescripción médica recibir su tratamiento en la capital ribereña a través de Enfermería
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Ribera del Duero
El cáncer. Esa maldita enfermedad que ha podido ocultarse por culpa de la pandemia, pero que no ha perdido su ferocidad y complejidad. Una enfermedad que ha traído quebraderos de cabeza a pacientes y familias. Una realidad que afrontan y enfrentan miles de personas en España, también en la Ribera. Ese es el caso de Irene Molina, una arandina que la pasada semana se sinceraba especificándonos cómo se sintió cuando le notificaron que el cáncer había llegado a su vida. La AECC fue su apoyo, y también quien empezó a visualizar una realidad constatable: hay diferencias entre pacientes dependiendo del lugar en el que residan. Por ello, y a raíz del testimonio de Irene, se logró un primer paso: poner encima de la mesa la posibilidad de que aunque el oncólogo de muchos ribereños siga en Burgos, la medicación y ese tratamiento por previa prescripción médica pueda llevarse a cabo en Aranda.
Este miércoles, dos nuevos testimonios se han sumado al de Irene. Vanesa y Cristina han escuchado primeramente su testimonio. "Se afloran muchos recuerdos y te sientes identificada cuando escuchas su historia, y también te preguntas por qué no se puede hacer esto más fácil. Nunca me lo había planteado hasta que escuché a Irene. A mí nunca se me ofreció la oportunidad, y para mí sería ideal poder estar con mi oncóloga en Burgos, pero que mi tratamiento -que me lo ponen en enfermería- me lo pongan aquí y poder venir andando al hospital y volver a casa. Yo ahora tengo que ir al tratamiento cada 21 días. Y estar pendiente de ver quién me puede llevar a Burgos para coger mi medicina...", explica esta última.
"En mi caso fue igual, nadie me dio la opción de tratarme en Aranda y todos los papeles me llegaban de Burgos. Desde las ocho de la mañana en Burgos, y son 5 horas y media de tratamiento. Es todo el día. Y cómo sales de la quimio... Porque el viaje de vuelta es complicado. La propuesta sería una facilidad para nosotros, el tener que desplazarse en esa situación es lo peor. Poder tomar el tratamiento aquí es lo mejor", dice por su parte Vanesa. Ambas reconocen estar muy contentas con el trato que han recibido en el HUBU, e incluso aseguran que "te meten un huequito antes porque saben que eres de fuera y te tienes que volver, estoy muy a gusto con tratarme allí, pero claro, es Burgos y tienes que ir... ¿Por qué no poder recibir el tratamiento aquí?".
¿Cómo están ellas?
Han pasado meses de trabajo, lucha diaria. Pero Cristina cuenta que "yo ya estoy viento en popa". "Mis peores tratamientos los he pasado, estoy a la mitad del tratamiento final, que sobre todo a efectos secundarios nada que ver. Ya voy echando pelo como digo literalmente", ríe. "A mí cuando me dijeron que tenía cáncer le dije al que me lo diagnosticó que yo no me pensaba morir de esto, dije, 'qué hay que hacer aquí' y volvemos a retomar la vida. Lo he llevado bien pero la cosa siempre está ahí", añade.
Vanesa, por su parte, afirma haber soltado anclas. "Para mí no fue un impacto tan fuerte. Pregunté qué hacer, lo vas siguiendo y solo quieres llegar al final y estar como antes, hacer todas esas cosas que no podías hacer. Me falló el cuerpo pero la mente no, me salvó de todo. Cada vez tienes más ganas, y no voy a decir que sea una experiencia que quieres repetir, pero me ha venido bien porque ahora mismo yo quería volver a mi rutina, la he cogido con fuerzas. Estoy desde las 6 horas levantada; es como un subidón de que te has curado y quieres hacer mucho. A mí esto me quitó muchas cosas. Estuve cuatro meses sin salir de casa, y volver a hacer la comida, sacar a mi perro, son cosas que te hacen ilusión volverlas a hacer. Es increíble cómo te cambia la mentalidad, a ti y a tu entorno", explica.
Dos grandes testimonios de dos luchadoras que se han agarrado a la vida, y nos han dado una lección. Voces autorizadas que defienden un 'ojalá': más facilidad para que los enfermos de cáncer de la Ribera puedan luchar contra él sin tenerse que mover de su tierra.