Dios nos ha hecho una faena
La muerte ha cercenado estas esperanzas antes de que Antoni Vadell cumpliera cincuenta años
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"La línea roja" de Matías Vallés (17/02/22)
Vivimos en una sociedad enconada, donde es difícil alcanzar el consenso sobre una persona incluso después de su muerte.
Por todo ello, los merecidos homenajes masivos tras el fallecimiento de Antoni Vadell causan un estremecimiento en las almas más endurecidas.
El mallorquín y obispo auxiliar de Barcelona ya suscitaba un interés muy notable, mientras subía los peldaños de una trayectoria que no se hubiera detenido en el obispado de Mallorca.
Las llamadas del Papa Francisco a Vadell durante su enfermedad y a su familia tras el fallecimiento demuestran el papel muy principal que le tenía reservada la Iglesia Católica.
La muerte ha cercenado estas esperanzas antes de que Vadell cumpliera cincuenta años.
Entendemos la resignación cristiana y la confianza del propio obispo fallecido, ante un Creador de designios insondables que a menudo actúa a demasiado largo plazo para nuestra cortedad de miras.
Sin apearles el respeto a las magistraturas católicas congregadas en los funerales de Vadell, permitirán que nos pronunciemos desde una dimensión más humilde.
Con la muerte de Toni Vadell y a escala social, Dios nos ha hecho una faena.




