El sabio

Un hombre se le acerco a un sabio anciano que descansaba a la sombra de un árbol y le dijo:

– Me han dicho que eres muy sabio. Por favor, ¿puedes decirme qué cosas haces como sabio que no podamos hacer los demás?

El anciano le contestó:

– En primer lugar cuando como, simplemente como; duermo cuando estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo.

El hombre no tardó en responderle:

- Yo también hago esas cosas y no por eso voy diciendo que soy un sabio.

– ¿Estás seguro? – Le preguntó el anciano - Yo no lo creo. Cuando duermes, recuerdas los problemas que tuviste durante el día, o te preocupas por los que podrás tener al levantarte. Cuando comes, estás pensando en qué harás después. Mientras hablas conmigo, estás pensando en qué vas a preguntarme o cómo vas a responderme antes de que termine de hablar.

Ante esta respuesta el hombre calló.

¿Cuántas veces nos desvela aquello que no tiene solución? ¿Cuántas veces nos despertamos pensando en cosas que tenemos que hacer? Tengo que reconocer que a mí me ocurre más veces de las que quisiera. Hace tiempo que no sé que es dormir de tirón y descansar.

Y en cuanto a la comida, ¿qué? La comida es una acción más del día, comemos deprisa, pensando en el tiempo que nos queda para realizar la siguiente actividad. La mayoría de la gente ya no aprovecha la comida para reunir a la familia y contar como les ha ido el día. Comemos deprisa, por turnos y, como protagonista, la tele.

Intentemos ser conscientes de lo que estamos haciendo en el momento presente, y así disfrutaremos más de nuestra querida vida.