La dedicación de una madre para cuidar a su hijo en coma durante 28 años

Cuenca

Milagros Durán tiene casi 87 años y los últimos 28 los ha pasado al pie de la cama de su hijo Juan Manuel Igualada que estaba ingresado en coma en el hospital militar Gómez Ulla. Permanecía en este centro hospitalario tras sufrir un accidente en unas maniobras mientras realizaba el servicio militar obligatorio cuando tenía 19 años en 1993. El Ejército no le ha licenciado en este tiempo para poder atenderle en este hospital madrileño y, de esta forma, Juanma, como todos le conocían, se ha convertido en el último soldado de reemplazo en España a pesar de que la mili dejó de ser obligatoria en 2001.

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Juanma falleció el pasado 28 de enero. Su madre le ha acompañado día y noche, esa habitación ha sido su residencia salvo los días que sus otros hijos o yernos acudían a relevarla y ella volvía a su casa de Cuenca, de donde es la familia. Ahora Milagros y el resto de la familia tratan de recomponer su vida sin la rutina que habían creado en torno al enfermo y que ha centrado y acompañado los últimos años y con ellos los acontecimientos familiares. Nos lo ha contado Milagros en Hoy por Hoy Cuenca.

Juan Manuel Igualada estaba cumpliendo el servicio militar en 1993 en un cuartel de la Comunidad de Madrid tras hacer la instrucción y jurar bandera en El Ferrol. El 12 de septiembre sufrió un accidente, se cayó desde un vehículo y se golpeó la cabeza. No llevaba casco. A raíz del traumatismo quedó postrado en una cama en estado vegetativo persistente (EVP). Así hasta el 28 de enero de 2022 que falleció tras las complicaciones de una trombosis. “Tenía buena salud”, relata su madre. “Aunque estaba en coma, algunas veces se reía, otras lloraba. Cuando llegaba yo él se daba cuenta y yo notaba que se reía”.

Asistenta del pintor Antonio Saura

El accidente de Juanma cambió para siempre la vida de su madre y de toda su familia. Milagros trabajaba entonces en la casa del pintor Antonio Saura, en Cuenca pero tuvo que dejarlo. “A Antonio le guisaba, le hacía las camas, la limpieza. Catorce años estuve”, un tiempo en el que conoció a muchos pintores y artistas amigos de Saura que visitaban o vivían en Cuenca atraídos por el movimiento cultural que bullía en torno al Museo de Arte Abstracto Español.

Una vida en el Gómez Ulla

Tantos han sido los días que Milagros ha estado en el hospital Gómez Ulla que todo el personal sanitario la conocía. “Conocía a la reina una vez que vino a visitar a su ama de llaves que estaba ingresada”, nos cuenta. “Aprendí muchas cosas allí de enfermería. A mi hijo le lavaba por la mañana, le quitaba las flemas, le arreglaba, lo movía, le hacía su ejercicio. Me decían allí que les quitaba mucho trabajo. Yo dormía allí en la habitación con él, tarde, mañana y noche”.

Hable con él

Milagros no ha dejado de hablar con su hijo ninguno de los días que le ha acompañado. “Le decía muchas cosas”, dice, “de sus hermanos, de los médicos y enfermeras que le atendía muy bien. Estoy muy contenta con todos ellos”.

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A pesar de tanto cariño y dedicación, Milagros reconoce que los médicos la habían informado de que su hijo no se recuperaría el EVP en el que estaba. “me quitaban las esperanzas. No va a salir, me decía. Una vez estuvo casi dos meses en la UVI y ahí me desengañé mucho”.

La vida en torno a Juanma

La situación de postración del más pequeño de la familia ha marcado la rutina de su madre, de sus tres hermanos, de sus sobrinos. “En Navidad siempre ha habido alguno de nosotros con él”, nos cuenta su hermana Marisol. En el Gómez Ulla se celebró la comunión de su hijo con toda la familia reunida allí. Ahora intentan adaptarse a una vida totalmente distinta. “Pensamos que está todavía en el hospital y que te nemos que ir a cuidarlo. Todos”, dice Marisol. “Algunos ratos tengo muy malos. Cuando están en mi casa los chicos, bien, pero cuando se van…”, dice emocionada Milagros.