Esperando lo que nunca llega: el laberinto de las ayudas a la dependencia en España
Una persona muere cada once minutos sin haber recibido estas prestaciones. Solicitantes, expertos y trabajadores sociales coinciden: el problema está en la montaña de documentos a la que se tienen que enfrentar quienes las piden.
Esperando lo que nunca llega: el laberinto de las ayudas a la dependencia en España
Madrid
"Es mucho papeleo. Una persona que no tenga unos conocimientos básicos de adónde hay que ir, cómo hay que moverse....lo pasa fatal". Es curioso cómo describe Dolores el proceso para pedir las ayudas a la dependencia: asegura que uno "lo pasa fatal" para pedir que le echen una mano con un proceso que ya de por sí suele ser difícil. "Mi madre tenía 92 años, ya era dependiente de una persona, y empezó a utilizar silla de ruedas. Ya le costaba mucho levantarse y asearse -teníamos que asearla nosotros- y entonces fue cuando decidimos que íbamos a pedir una ayuda a la dependencia."
En esa rueda están miles de personas en nuestro país: se ven abocadas a pedir ayuda para cuidar a un familiar por falta de recursos o de tiempo. La mayor parte son personas mayores, pero también hay solicitantes con una lesión crónica o una discapacidad: "La tardanza de los servicios de apoyo da lugar a sobrecargas familiares, porque no siempre se puede conciliar la vida laboral y familiar, muchas veces tienen que buscar ayuda en otros conocidos, personas cercanas..." es Alba Esperante, trabajadora social con dependientes. "Yo creo que debemos ser conscientes de que su calidad de vida es un derecho, debemos evitar la soledad de las personas dependientes y garantizar su autonomía. Al fin y al cabo, a lo largo de nuestra vida, casi todos vamos a convivir con una persona dependiente".
Cada 11 minutos una persona muere esperando esas ayudas en España: solo en 2021, un total de 46.671 solicitantes fallecieron antes de recibir una prestación a la que tienen derecho por ley. Los datos son de la Asociación estatal de directoras y gerentes de servicios sociales. Jose Manuel Ramírez, su presidente, asegura que los esfuerzos del gobierno de Pedro Sánchez por reducir las listas de espera no han obtenido los resultados deseados: el año pasado el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 aprobó un plan de choque para intentar acelerar los procesos -una inyección de hasta 3600 millones de euros hasta 2023- pero la burocracia continúa metiéndose por el camino. "Los procedimientos que se desarrollan para esta ley son tremendamente complejos. Habría que simplificar esos procedimientos y flexibilizar la prestación o servicio que corresponde a cada solicitante para adaptarlo a las necesidades que tienen en cada momento las personas dependientes" asegura. "Se está demostrando que aquellas comunidades autónomas que han basado el sistema de gestión haciendo partícipes a las entidades locales han sido capaces de agilizar el sistema. Sin embargo, aquellas comunidades que tienen muy centralizados y compartimentados los procesos llevan muchísimo más retraso".
Otro ejemplo es el de Amparo, que nos habla desde una residencia en Valladolid: "En el hombro derecho tengo una flebitis. La garganta la tengo que no puedo, me estoy obligando [a hablar] para que me oigas. Comer, como muy poquito, se me olvida. Me encuentro muy mal, muy mal, muy mal". Su hija, Juana, tardó casi un año en obtener la ayuda para su madre: "Fue en mayo de 2009, y hasta el siguiente mayo no nos la dieron definitivamente." Situación parecida a la de Dolores, que también tuvo que esperar, y con esa espera se incrementaron los problemas: "Tarda en llegar. No es pedirla hoy y recibirla en un mes. Cuando la pedimos, mi madre lo único que tenía era que había perdido la cabeza. Se pasaba el día cantando, por ejemplo. Pero ese año todavía nos la llevamos con nosotros a la playa. A partir de ahí, ya empezó a perder: el año siguiente empeoró muchísimo. Pasaba muchos días encamada y nos veíamos obligados a lavarla así".
Ese intervalo temporal entre que se pide y se recibe la ayuda hace que las prestaciones se queden desfasadas. "El estado de salud va empeorando. Cuando [al dependiente] le llega la resolución, la situación de la persona es bastante peor que cuando hizo la solicitud, lo que hace que haya que pedir una revisión del grado o de la prestación" dice Esperante. Otra de las particularidades del sistema de ayudas a la dependencia en España es la diferencia entre territorios: En el caso de comunidades como Canarias, el retraso puede llegar a casi 3 años, cuando la ley dice que la espera máxima no debe exceder los 6 meses.
Las CCAA que más personas tienen pendientes de recibir la prestación en la actualidad son Cataluña, La Rioja y Canarias. Las tres tienen esperando a un 30% de los solicitantes. Y en el otro extremo, las comunidades que menos personas tienen en la lista -siempre en términos porcentuales-, que se quedan muy lejos de ese 30%: son Castilla y León (con un 0'17%) Castilla la Mancha (con un 4'5%) y Galicia (con un 5'8%).
Después están las autonomías que han cumplido el objetivo de reducción de esa lista de espera. Son -en orden-, Madrid, Aragón, Castilla la Mancha, Asturias, y Andalucía. En todo caso, mirando al conjunto de España, desde la Asociación de Directores y Gerentes en servicios sociales han hecho números y aseguran que al ritmo al que se resuelven actualmente las peticiones, se tardarían 5 años en alcanzar la plena atención. Un plazo que muchos no pueden permitirse: cada día mueren 128 personas esperando.