Los museos afrontan la restitución del arte expoliado

Madrid

No siempre se puede volver a casa. Son muchas las obras de arte exhibidas en los museos más conocidos que están lejos de su lugar de origen. La descolonización en el arte supone devolver lo que anteriormente alguien se llevó del sitio al que pertenecía. Para lo que se requiere un ejercicio de retrospección, que interpela al pasado de cada nación, y de prospección en la gestión que quiere hacer de su patrimonio.

Cada país encara este asunto con una actitud distinta. Francia fue el primero en abrir la puerta a la devolución de arte africano con el informe oficial Sarr-Savoy que encargó su presidente, Emmanuel Macron, para restituir las obras expoliadas y robadas. Un documento elaborado en 2018 por la historiadora francesa Bénédicte Savoy y el economista senegalés Felwine Sarr y, cuya principal sugerencia es la devolución de cada objeto que se reclamara si no podía demostrarse que no fue robado o expoliado.

Esta misma línea es la que ha seguido el gobierno alemán con la devolución de los bronces de Benín, una colección de 400 piezas de los siglos XVI y XVII, que fue saqueada por los británicos y después vendida a otros países de Europa. Sin embargo, el British Museum es el mayor depositario de bronces de Benín. Y precisamente es el gobierno británico de Boris Johnson el que tiene una postura distinta a la de Alemania y Francia.

Desde los años ochenta el gobierno de Grecia ha reclamado la restitución de las estatuas del Partenón que se exhiben en el Museo Británico de Londres. Un asunto que sigue estancado y que no parece que vaya a acabar con la devolución de los mármoles por la negativa británica. A pesar de ello, hay una comisión de investigación que estudia los bienes reclamados en el museo londinense.

Revisión histórica del propio patrimonio

La convergencia entre la práctica artística, la ley y la política es la clave, según apunta Agustín Pérez-Rubio. El comisario independiente y actual miembro de la junta del CIMAM ha destacado que “es importante que los países democráticos aboguen por revisar sus pasados coloniales. Lo que requiere de un análisis anterior sobre el patrimonio y su origen".

Aunque Pérez-Rubio ha resaltado que "se debe trenzar y construir un puente con esas comunidades que piden una restitución porque si no se comete de nuevo una hegemonía blanca, racializada y eurocentrista”. Una actitud que perpetuaría a su modo de ver la teoría del salvador blanco, por lo que recalca que "debe estudiarse caso por caso, con la colaboración de esas comunidades para entender el valor simbólico de lo que se reclama".