Aubameyang lidera el regreso del Barça a los puestos Champions
El FC Barcelona golea al Valencia (1-4) con un hat-trick del gabonés para no bajarse del tren europeo
El día de los retornos. Uno era el de Jordi Alba a la que fue su casa. Aunque roce la década de azulgrana, volver siempre endulza el baúl de los recuerdos. En su carrera personal por resarcirse de las críticas, el lateral de L'hospitalet diseñó dos goles por su privilegiada zurda. El primero, un tenso y teledirigido envío largo hacia la carrera de Aubameyang. Cual quarterback, vistió al Barça de nuevo como lo que es, un equipo de pieles, que hoy quiso ser rápido. En el segundo no asiste, pero da a luz a la jugada con un cambio de dirección que aturde al Valencia y deja a Gavi en posición privilegiada para asistir a Auba. Bien sabe un veterano de guerra como él que a las voces se las acalla jugando y no hablando. Ocho asistencias en liga.
El segundo retornado es Aubameyang. Pisó Mestalla cuando aún era la bandera del Arsenal y lo hizo para sacar a los valencianistas de la Europa League en 2019. Hat-trick con el que se disfrazó de verdugo. En el día de los regresos, el gabonés recuperó la guadaña. El 0-1 de la forma en la que se le recordaba: siendo determinante al espacio. Carrera y a besar la red como culé por primera vez. El 0-3, como lo que se le presupone, un delantero de área. El 1-4, de quien ve Mestalla como su refugio.
El tercer retorno es el de Dembélé. Volvía al once tras más de un mes y un destierro de por medio. El francés se aprovechó de la vista de Jordi Alba para asistir a Frenkie De Jong en el 0-2. Y Gavi, con su absorta madurez, le hizo la vida más fácil. El pequeño de Los Palacios se cruzó con otro retornado, Ilaix, como el presente del Barcelona contra el que pudo serlo. El que se antoja como físico contra el que realmente lo es. Gavi ganó cada pulso e hizo del interior diestro como algo suyo.
El Barça se fue 0-3 al descanso. De fallar todo ante el Nápoles a embocarlo todo a los tres días. El fútbol y el crecimiento que lleva de por medio. Maduró, se condicionó a lo alto que fueron a buscarle, a los espacios y a la supervivencia. Ritmo alto, movilidad y un conjunto que va casando. Donde antes se caía, ahora no lo hace. Enfrente, el Valencia pecó de temperamental cuando defendió al intentar alejar a los de Xavi de la posesión. Cayó, pero apretando y creyendo. Avisó Carlos Soler en el primer tiempo. Lo anularon y el 10 se resistía. Centró Bryan Gil, pletórico desde que pisó Mestalla, y cabeceó con fuerza Soler a la red.
Temblaba el Barça hasta que entró Pedri para darle sosiego. Se lo dio con un latigazo soberbio, de esos que rompen cualquier atisbo de ternura que aún despierta. El canario se ha destapado de cara a puerta, aunque Del Cerro le quiso dar el gol a Auba tras rozarla con la espalda.
Ni aún con el 1-4 el Valencia estaba dispuesto a claudicar. Los de Bordalás obligaron a Ter Stegen a volver a agigantarse bajo palos, a sujetar cuando lo de alrededor hacía aguas. También regresó Ferran. Tras un día aciago ante el Nápoles, los pitos lo sacaron y su retorno acabó siendo agrio. Y Araujo, que un día más antepuso el bienestar colectivo a su físico. Su contundencia e impacto mantuvo a raya las dudas.
El Barcelona venció y supo cómo hacerlo. Jugó y sufrió. Verticalizó y se precipitó fruto de su colchón. Salió cara lo que otros días fue cruz. La cuarta plaza vuelve a ser suya. El Valencia recibió la cruz. Erró en las dos áreas y se le hizo muy cuesta arriba remontar cuando salió con el pie izquierdo al campo. La Copa es el fin máximo de la temporada y el miércoles toca semi'final'.
Juan Antonio Requena
Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes