Un Celta tímido empata ante un valiente Levante

Vigo

Empate y gracias del Celta ante el colista. Un Levante valiente, animado por su victoria en el Wanda y por los pinchazos de Alavés, Cádiz, Mallorca y Granada que le hacían soñar. Todo pudo cambiar si en el minuto 4, a puerta vacía, marca Dani Gómez. Una acción que seguramente recordará muchos días. Fue el típico fallo del Celta en la salida de balón que cometía hace tiempo y que parecía haber corregido. Pero hoy volvieron a florecer los excesos de confianza, la falta de movilidad arriba y la relajación. El Celta fue la agresividad de Aidoo, la maratón de Beltrán y los intentos de Cervi. Poco más. Poquito de Aspas, nada de Mina, Brais con juego muy al pie y Denis que bajó su rendimiento y fue sustituido. En la primera parte, los de Coudet solamente inquietaron a Dani Cárdenas con un disparo flojo de Cervi. Un balance muy pobre para un equipo que jugaba en casa. Era un Celta que no llegaba y que se despistó en labores defensivas como no lo había hecho contra Rayo, Osasuna o Espanyol.

La segunda parte volvió a comenzar con susto del Levante y con intentos de llegada del Celta que no era capaz de probar a Cárdenas. Hasta que, en el minuto 67, un centro magistral de Javi Galán lo remató espectacularmente Franco Cervi de cabeza. Era el 1-0 y parecía que el Celta tenía más cerca conseguir su preciado botín. Era cuestión de tener cabeza y jugar con la ansiedad del Levante. Pero nada funcionó. Tapia dista mucho de ser Tapia, Galhardo tiene en el gol su penitencia de Semana Santa y Carlos Domínguez falló en el gol del Levante. Solamente Orbelín Pineda dejó algunas notas positivas y estuvo, en dos ocasiones, a punto de marcar. Y eso que se llevó una bronca de Coudet que recordó a David Vidal en sus mejores épocas. El mensaje claro para que no se despiste en defensa. Pero eso ya fue con el 1-1 en el marcador que consiguió Roger Martí. Un centro desde la izquierda de De Frutos, Carlos Domínguez le concede el perfil bueno a Roger que no perdona cruzando raso. Orbelín tuvo un mano a mano que, milagrosamente, sacó Dani Cárdenas con el pie de apoyo.

Un punto merecido que deja al Celta noveno con 32 puntos y que sirve para empatar con Osasuna. Lo más importante es que el empate hace que el Celta esté 1 punto más lejos del Alavés y a la misma distancia del Cádiz. Un punto que sirve para que los de Coudet estén más alejados de la zona yuyu. Dijo un enfadado Coudet al término del partido que había descubierto la expresión tierra de nadie. Pues de su capacidad de motivar a sus jugadores dependerá que la tierra o zona de nadie se convierta en el Día de la Marmota. Hoy el Celta empató; pudo ganar pero también pudo perder. Por lo menos ya sabemos que Orbelín, como Teruel, existe.