El 23-F de Pablo Casado
Ni corrupciones ni amistades peligrosas, ni tráficos dudosos, ni nada que pueda sonrojarle, ni someterle ni chantajearle
El 23-F de Pablo Casado
Barcelona
El 23-F a Pablo Casado culmina en ajusticiamiento público. Sus verdugos le aplauden. Y encima lo llaman lealtad. Hemos asistido a pocos espectáculos más humillantes, más inmorales, más miserables. Ellos sabrán, porque sobre un charco de sangre no se edifica nada sólido, ni ejemplar, ni duradero. Todavía lo pueden empeorar. Si olvidan las condiciones mínimas que debe cumplir todo candidato a sustituto. Hablemos de él. Y del futuro: el próximo jefe debería presentarse a primarias, como hizo el presidente cesante. Sin voto de la militancia, cualquier relevo es un apaño entre despachos. Las primarias deben generar una competencia creíble, entre el favorito y otro u otra con posibilidades, como lo fue entre Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría. No valen candidatos de paja o de humo. El candidato debe garantizar al menos lo que prometió el cesante: ningún pacto con la extrema derecha que la aúpe a ningún gobierno. El próximo jefe debe exhibir una trayectoria intachable, y exigirla a todos los cargos. Ni corrupciones ni amistades peligrosas, ni tráficos dudosos, ni nada que pueda sonrojarle, ni someterle ni chantajearle.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...