Enrique Casas: Balas contra votos
El capitulo 37 de 'La ventana de la memoria' recuerda al socialista Enrique Casas, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, con su viuda Barbara Dührkop y el periodista Pedro Ontoso, autor de 'Enrique Casas. Un socialista entre balas'
Capítulo 37 | Enrique Casas. Balas contra votos
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Bilbao
Casas fue asesinado el 23 febrero de 1984 en su casa, pocos días antes de una cita electoral. En 'La Ventana de la Memoria' hemos recordado este aniversario con la ayuda de su viuda, Barbara Dührkop. "Mi apellido es alemán, yo nací en Alemania y mi madre era Sueca", asegura Barbara cuando le preguntamos por sus orígenes y cómo conoció a Enrique "A mi marido lo conocí cerca de Nuremberg, en la universidad donde él estudiaba la carrera de Física Nuclear y yo estaba también estudiando". Sobre su pesonalidad, Dührkop recuerda el apelativo que le asignaron a su esposo, "le llamaban el 'tanque' porque convencía sin agresividad, casi por derribo, en la política era igual, era un negociador nato, brutal y siempre sonriente y muy embaucador", asegura.
"Además de la política le gustaba estar tranquilo en casa, no tanto dar paseos... eso y las quinielas. A veces me pedía a mi números al azar para completar los cartones", sonríe Barbara. Durante 11 años fueron novios y cuando volvieron a Euskadi, en plena represión franquista y terrorista, "yo al princio no me enteraba de mucho, pero poco a poco me fui dando cuenta de lo que pasaba".
"¿Era consciente Enrique de los que se jugaba haciendo política en Euskadi?, sí que lo era. A veces le pedía que nos fuéramos pero él estaba convencido de quedarse, era consciente de que estaba amenazado, 'parienta, no se van a atrever', me decía, y el 23F se atrevieron". Sobre aquel 23 de febrero de 1984, Barbara lo recuerda "como si fuera una película". "Fui a llevar al colegio a mis dos hijos, y ahí me avisaron de que tenía una llamada donde me comunicaron que habían herido a Enrque. Entré en casa y había un silencio sepulcral, el pequeño en la terraza y el mayor dando paradas a la pared preguntando `¿dónde está papá?' y me lo encontré tirado en el suelo del dormitorio con 13 tiros en el cuerpo. Yo lo recuerdo como si fuera una película", rememora emocionada.
Despues del asesinato, la familia Casas-Dührkop prefirió seguir en casa, en Donostia, "decidí seguir adelante, en nuetro entorno, aunque tuve que enfrentarme a preguntas de mis hijos sobre su padre cuando se fueron haciendo mayores. Lo mejor que podemos hacer es educar a nuestros hijos frente al odio, '¿por qué no hacemos lo que dice ETA y así no matán a más papás', me decía uno de mis hijos".
Dührkop ha participado en programas de Justicia Restaurativa, entrevistas con el asesino de su marido, "el asesino me pedía perdón pero yo le decía que no le iba a perdonar, a mi no me importa la vida que lleve él, me importa que ha dejado a unos hijos pequeños sin su padre", sentencia.
El legado
Barbara tiene claro el legado de su marido, "la tolerancia. Era un hombre entero, inteligente, dialogante y amable con todo el mundo, con la puerta siempre abierta. Le gustaba estar con la base", concluye.
Pedro Ontoso
Por 'La Ventana de la Memoria' también ha pasado el periodista Pedro Ontoso que firma el libro 'Enrique Casas, un socialista entre balas'.
El asesinato de Casas sucedió en las vísperas de una contienda electoral, "el PSE se convirtió en la segunda fuerza política en Gipuzkoa. Sobre esa campaña, ha decir verdad, fue sucia, no solo por la competencia política sino por el terrorismo de ETA y el del GAL que envenenó el discurso electoral", asegura.
"¿Por qué asesinan a Casas?", pregunta Eva Domaika a Ontoso. "A Casas le describen como una mente privilegiada, no en vano hizo la carrera de Fisica Nuclear y en alemán. Enseguida le ficharon para la ejecutva de Gipuzkoa y poco después en Madrid deslumbró. En esa época no solo estaba en terrorismo de ETA y su constelación, como denomino a las diversas facciones terroristas de entonces como los Comandos Autónomos Anticapitalistas, quienes reivindcaron el asesinato, sino el terrorismo de Estado, el de la guerra sucia de los GAL. Casas siempre dijo que la violencia era mala, viniera de donde viniera, y lo dejó por escrito en muchas intervenciones". señala el periodista.
El funeral
"El funeral es un episodio muy doloroso para la familia socialista -recuerda Ontoso- por lo que tuvo con el entonces obispo Setién. Txiki Benegas le pidió la catedral de San Sebastián, pero el prelado se lo negó porque decía que los funerales debían celebrarse en la parroquia de donde era el difunto, y aquello removió muchas conciencias y rompió las relaciones con el obispo". Ontoso concluye criticando el papel de "muchos sectores de la sociedad que no estuvieron entonces dando la talla. El gatillo de los pistoleros lo apretó mucha más gente que ETA,. La indiferencia, el mirar a otro lado, el silencio... En ese momento como sociedad no estuvimos a la altura de las circunstancias", concluye Ontoso
Podcast: La Ventana de la Memoria
La Ventana de la Memoria' es un espacio mensual dedicado a la memoria de los atentados de ETA.