Martí Gómez me regaló una frase

Madrid

Hace más de cuarenta años, el periodista, recientemente fallecido, José Martí Gómez me regaló una frase que hoy quiero convertir en médula espinal de esta columna. Ocurrió ya en democracia, durante una de las muchas crisis que ha sufrido este oficio. José y yo habíamos coincidido en varias redacciones barcelonesas y, ese día, nos encontramos por casualidad en un autobús, al que subí desalentada y en el paro pelado, de colaboradora rasa. Allí estaba él, prácticamente colgando de un agarradero del techo, con la pipa apagada entre los labios y su mirada atenta. Mientras el vehículo traqueteaba por la ciudad, Martí Gómez se quitó la pipa de la boca y me dijo:

"Tranquila. Nunca te faltará trabajo. Eres una reportera de calle".

Y es ésta la parte en la que quiero incidir. Trabajo. No dijo empleo, no dijo jefatura, no dijo éxito, no dijo beneficios, no dijo popularidad, no dijo un puesto permanente, ni un despacho. No dijo servir a este político o a aquel otro. Reporterismo, calle, trabajo. Luchar contra las falsas noticias y la falsa vida en que podemos hundirnos. Porque lo importante es darle a la opinión pública información veraz que nos capacite para conocer las charcas en que podemos meternos, y para que rescatemos el escándalo moral necesario de ese otro magma de alborotos que nos envilece y nos atonta.

Aquel día, Martí Gómez no dijo que el trabajo de periodista sea fácil. Pero ahí está. Es mucho. Y más necesario que nunca.