Deseado 9 de marzo
Firma de opinión de Claudia Zafra, psicóloga y presidenta de Unicef Andalucía.
Córdoba
Hace dos décadas, un grupo de mujeres decidimos reunirnos un 9 de marzo con el objetivo de compartir experiencias, vivencias y sobre todo reconocimiento del trabajo que cada una de nosotras realizábamos para conseguir una realidad diferente a la que se presentaba en el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer trabajadora. Desde entonces, lo venimos haciendo, con algunas excepciones, y múltiples sistemas, espacios y contenidos. El grupo ha crecido, con nuevas incorporaciones, a pesar de las dolorosas pérdidas de algunas, a las que recordamos, como Pilar del Pino o Amparo Pernichi.
Hoy la realidad no es la misma. .
La presencia y equiparación de las mujeres en el plano social ha crecido en proporción inversa al descenso del número de hijos/as (1,3 la tasa más baja de la UE).
La centralidad de las mujeres en las familias más vulnerables es notoria, a pesar de que la diversidad familiar ha aumentado hasta el punto de que hoy se apuesta a nivel europeo por definiciones de unidades familiares nuevas con alusión a la “unión económica o funcional” es decir, personas que viven juntas y comparten recursos, y no tanto a la “consanguinidad de padre y madre clásica.
La conciliación de la vida laboral y familiar con los permisos de cuidado de la descendencia igualados para ambos progenitores, abre nuevos modelos de convivencia impensables anteriormente que buscan una distribución igualitaria.
No obstante, aún no ha llegado, el deseado 9 de marzo. Queda mucho camino hasta la equiparación real de la carga emocional y física que supone el cuidado de la familia, del reconocimiento de la carrera profesional, de la libertad personal, social y económica y sobre todo de la ausencia de violencia.
Por ello seguiremos, reuniéndonos este 9 de marzo y también, no quiero negarlo porque nos divertimos mucho juntas
