Instalados en la crisis
El comentario de Alberto Menéndez en 'La Ventana de Asturias' (24/02/22)
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Asturias
Al PP asturiano seguro que no debió extrañarle mucho lo que está sucediendo en el partido en Madrid. La razón es evidente: los populares de la región llevan instalados en la crisis desde hace muchos años, desde la década de los noventa, cuando el partido se rompió en dos. No era previsible, pero la derecha se hizo con la presidencia del Principado en 1995 gracias, paradójicamente, a IU, que no apoyó al candidato socialista. Sergio Marqués empezó como presidente en las filas del PP pero acabó fuera, en las de su propio partido, Unión Renovadora Asturiana. Y así sucedió porque lo quiso el por entonces todopoderoso dirigente y vicepresidente del Gobierno de Aznar Francisco Álvarez-Cascos.
Después, años y años en la oposición y cuando parecía que el PP podía volver a tocar poder en el Principado llega Cascos de nuevo, en 2011; protagoniza un cisma más y hunde otra vez a los populares, que llegaron hasta a perder en 2020 su gran bastión regional, el Ayuntamiento de Oviedo.
Por eso aquí no sorprende tanto como en el resto de España lo que está pasando con la dirección nacional que encabezaba hasta ahora Pablo Casado. El PP ha demostrado sobradamente en Asturias que es una organización dada a la dispersión, y que sus dirigentes, en demasiadas ocasiones, no son de fiar. Tienen más enemigos en casa que fuera, aunque en el caso actual, el que ocupa a Casado y Ayuso, también tiene mucho que ver la inexperiencia y la falta de preparación de todo tipo, especialmente política.
Y ahora qué, ahora qué va a pasar en Asturias tras la marcha de Casado, que fue quien aupó a Teresa Mallada al liderazgo regional de la organización. Los casadistas no cotizan al alza. Decía Mallada hace una semana que en esta crisis “no se trata de elegir entre papá y mamá”. Al final sí, al final había que elegir. Y cuanto primero mejor. Todo va muy rápido, excesivamente rápido en el PP.