'El padrino': 50 años de una película eterna
La película de Francis Ford Coppola regresa a los cines medio siglo después de su estreno
El padrino, como todas las grandes obras, ya sean de la literatura o del cine, siempre está de actualidad. Por ejemplo, si algún dirigente político hubiera visto y estudiado más El padrino, en lugar de dedicarse al lanzamiento de huesos de aceituna, podría haber seguido el consejo de Vito Corleone: “Ten cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”. De haberlo hecho así, se hubiera ahorrado muchos problemas. El padrino es una película eterna, inmortal.
Y eso que pocos pensaban en un primer momento que el film se iba a convertir en una de las más famosas de la historia del cine. Los ejecutivos de la Paramount habían comprado los derechos de la obra de Mario Puzzo antes incluso de que saliera a las librerías, pero no estaban seguros de que se convirtiera en una película de éxito. El último film que el estudio había hecho sobre la mafia, titulada The Brotherhood, en español Mafia, protagonizado por Kirk Douglas, había sido un sonoro fracaso. Francis Ford Coppola era un director y guionista que apuntaba muy alto pero un poco visionario. Tenía poco más de treinta años y su ilusión era que su pequeño estudio, la American Zoetrope, se convirtiera en una alternativa e a las viejas compañías de Hollywood. Coppola estaba lleno de deudas y no tuvo más remedio que aceptar la oferta: dirigir El padrino.
Pero Coppola, poco a poco, consiguió que el estudio aceptara todas y cada una de sus exigencias. La primera fue que Marlon Brando interpretara a Vito Corleone. La Paramount se oponía alegando que la carrera profesional de Brando estaba estancada y que resultaba muy complicado trabajar con él. Se pensó en actores como Laurence Olivier, en el productor Carlo Ponti, el marido de Sophia Loren, o incluso en Frank Sinatra. Pero Coppola era inflexible. Consiguió que Brando se presentara a una prueba. Cuando el actor llegó al plató se untó el pelo con un poco de mantequilla, se puso una cáscara de naranja en la boca y comenzó a decir unas cuantas frases…Y ya no hubo dudas. Nadie podía hacer de Vito Corleone como él.
La selección de Al Pacino para el papel de Michael Corleone tampoco fue nada fácil. La Paramount no le quería porque pensaba que todavía no era una estrella. Sin embargo, Coppola apostaba por él y aunque hacía pruebas a otros actores, como Robert de Niro o James Caan, que acabó haciendo de su hermano Sony, sabía que finalmente Al Pacino sería Michael Corleone.
El padrino es una película que habla de la mafia, pero curiosamente esa palabra no se utiliza ni una sola vez en a lo largo de la cinta. La comunidad italoamericana tenía serios reparos por la imagen que de ellos se iba a dar en la película. Hubo diversos tipos de movilizaciones sindicales e incluso presiones políticas para que no se identificará a los italoamericanos con esa historia de mafia, crímenes, venganzas y de lucha por el poder.
Pero El padrino es también la historia de una familia, la familia Corleone. Los vínculos familiares y de sangre están presentes a lo largo de la trilogía. Algo que no solo es algo importante para los Corleone, lo es también para Coppola. Por eso su hermana Talia Shire consiguió el papel de Connie Corleone; el bebé al que, al final de la primera parte, se le bautiza no es otro que Sofia Coppola, la hija del director, que luego protagonizaría la tercera entrega. Rastreando entre los extras nos encontramos con que aparecen los padres del director, Carmine e Italia, y otros veinte parientes más. La trilogía de El padrino es también un álbum personal del realizador y de los suyos.
El 6 de febrero de 1972, en la sala privada de proyecciones de los estudios Paramount, los directivos de la compañía vieron la versión definitiva de la película. Pocos de los que ahí estaban pensaron que la película iba a convertirse en uno de los mayores éxitos taquilleros y de crítica de la década. La fotografía diseñada por Gordon Willis les escandalizó. A Marlon Brando, en muchas escenas, no se le veían los ojos. El juego de luces y sombras que el director de fotografía había elegido para los interiores era demasiado oscura. “Es como ver la película con gafas de sol”, llego a decir Robert Evans, entonces jefe de producción de la compañía. También echaban en falta más acción y violencia.
El film se estrenó el 15 de marzo de 1972. A finales de ese año se había convertido en el mayor éxito de taquilla de todos los tiempos. En la ceremonia de 1973 ganó tres Oscar: mejor actor para Marlon Brando, que no acudió a recogerlo; mejor película y mejor guión adaptado. Dos años después llegaría la segunda parte de la saga que rompió con todos los tópicos porque muchos la consideran mejor incluso que la primera. Ganó el doble de Oscar: seis. Y en 1990 se estrenó la tercera y última entrega que cierra definitivamente la historia.
Ha pasado medio siglo desde que los espectadores escucharan por primera vez las palabras con las que comienza el film. Bonasera, el dueño de la funeraria, emerge de las sombras y susurra: “Creo en América. América ha hecho mi fortuna y he dado a mi hija una educación americana…” Y medio siglo después se sigue produciendo la misma magia. Una escena lleva a la otra y ésta a una más. Y así se completa la primera parte y ya estamos deseando volver a ver la segunda y la tercera entrega. Más de 9 horas de una trilogía eterna que es historia misma del cine.
Elio Castro
Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...