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Fue el Taco de Dios

El recuerdo de aquel genial gol del Tucu Hernández al Atlético de Madrid

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No fue la mano de Dios; aquello fue el Taco de Dios. Si lo hubiese marcado Maradona, a estas horas, todavía habría colas para ver una película del genio de Sorrentino con alegoría nominal a aquel gesto caído del cielo; aquel recurso inventado de la nada. De listo, de canchero y de potrero. Pero no fue Maradona; fue otro argentino con pase chileno pero vestido de un celeste más claro que el del Nápoli: el del Celta de Berizzo. Fue el Tucu Hernández.

Corría el año 2014. El Celta de Berizzo visitaba el Calderón. El equipo volvió a salir valiente, pudo ganar, pudo perder y acabó empatando. Pero ese partido nos dejó uno de los goles más bonitos de los últimos años. Todavía Moyá se preguntará cómo lo pudo hacer y, sobre todo, cómo se le pudo pasar por la cabeza al Tucu Hernández tan bárbaro remate.

Cuando Carles Planas decidió centrar casi desde el centro del campo, pocos imaginaban lo que iba a suceder. El lateral catalán levantó la cabeza y vio una remota posibilidad de poder combinar con los de arriba. Planas sacó un centro altísimo que buscaba a los dos jugadores más avanzados. Miranda estaba tapando a Joaquín Larrivey que, inteligentemente, arrastra al central brasileño tirando el desmarque hacia afuera. Este movimiento le permitió al Tucu Hernández entrar por el centro solamente tapado por Godín. Pero el centro de Planas fue demasiado alto, casi en globo y era muy difícil de controlar. Ahí empieza el Tucumano a correr de espaldas y a ganar la posición frontal a Godín como si fuese un pívot de baloncesto. Lo normal hubiese sido intentar bajarla de espaldas para revolverse. Otra opción hubiese sido la de peinarla de cabeza pero era complicado redireccionar ese remate.

Y el Tucumano decide, en esas décimas de segundo, sacarse un recurso absolutamente de locos. Estaba el Tucu más allá del punto de penalti por lo que parecía complicado pensar que se le iba a ocurrir algo que ya ha pasado a la historia. El Tucu corre de espaldas, protege con el cuerpo la posición y se saca un remate de tacón que se la cruza a Moyá. Hizo magia de la nada. Sacó una volea de taco que era absolutamente increíble. Todo el mundo estaba alucinando con esa acción del chileno. Ya solamente el que se te pase por la cabeza sacar ese recurso en el remate merece todo reconocimiento.

Las caras de dos cancheros como el Mono Burgos y Berizzo en sus áreas técnicas lo decían todo. Había sido algo absolutamente celestial y celeste. Algunos, para quitarle mérito, apelaron a la suerte. Pero después hay que cazar ese balón a la velocidad que iba y hay que ser capaz de darle la dirección y potencia correcta. Pura estética de Sorrentino. Rematar en el punto de penalti, de espaldas y de tacón haciendo una especie de escorpión invertido. Eso fue lo que nos regaló el Tucu Hernández. Ese remate ya nos lo quedamos nosotros para la historia celeste. Un partido que acabó 2-2 pero ya nadie se acuerda del resultado porque ese partido fue el del “Tucutazo''.

Pocos goles más estéticos y tan poco valorados que este. Es lo que tiene ser del Celta. Si se le hubiese ocurrido a Messi o a Benzemá, todavía lo estarían repitiendo ininterrumpidamente desde 2014. Gracias Tucu por ese taco caído del cielo y por esa genialidad. Fue el Taco de Dios.