No es casualidad

Valencia

Las cosas no pasan por casualidad, casi nunca. Encontrar los motivos, los superficiales y los profundos, es un ejercicio que nos debemos como sociedad cuando ocurren cosas como las que han sucedido en un instituto de Bétera: una agresión homófoba a un profesor por parte de un grupo de alumnos.

Alimentar discursos de odio, como decíamos aquí la semana pasada, no sale gratis. Y la cuenta la pagamos todos, primero, como siempre, las mujeres y el colectivo LGTBI. Ojalá sea un caso aislado. Pero mucho me temo que más bien es un aviso de que algo, o muchas cosas, estamos haciendo mal, al no saber combatir con argumentos ese discurso de sinrazón y de odio al diferente.