El Sporting da pena
Los rojiblancos pierden (1-2) ante el Zaragoza en el último minuto del añadido, incapaces de defender el empate que habían logrado solo minuto y medio antes
Mariño y Borja López siguen la trayectoria del balón en una ocasión del Zaragoza. / LaLiga
Gijón
La situación del Sporting tiene muy mala pinta. Pésima. Tienen los rojiblancos la suerte de que los equipos de abajo este año están muy abajo. Pero ni eso tapa la nefasta temporada que está padeciendo el sportinguismo ni el equipo está libre de acabar pasando momentos de apuro en las próximas jornadas. Porque sin fútbol, sin confianza ninguna y sin ni siquiera un punto de suerte cuesta imaginar que este equipo pueda ganar con cierta premura los cuatro partidos que le pueden quedar para lograr la permanencia. El Sporting es una auténtica ruina futbolística y eso no lo cambia el efecto anímico de darle las riendas a un nuevo entrenador. Pep Martí tiene mucha labor (y muy ardua) para convertir en competitivo un equipo hundido que, en todos los sentidos, da mucha pena.
Es penoso ver al Sporting décimo sexto clasificado de Segunda División. Es patético que los sportinguistas sufran siguiendo los partidos del Amorebieta, la Real B Sociedad B o el Fuenlabrada temiendo que la temporada se pueda complicar aún más. Da pena ver la decadente trayectoria del club en los últimos años y, concretamente, cómo se ha tirado por la borda esta campaña tomando decisiones más de cara a la galería que otra cosa, estirando sin sentido la presencia de David Gallego en el banquillo y tomando decisiones cuando ya parecía demasiado tarde para todo, incluso para la adaptación del nuevo entrenador, que se ve obligado a trabajar con unos jugadores que ya no creen en nada, ni siquiera en sí mismos. Y es lamentable que, una semana después de haber igualado un 0-2 y que se le escapara el empate en el minuto 86, el Sporting logre empatarle al Zaragoza en el minuto 94 y, un minuto después, encajar el gol de la derrota en otro drama defensivo.
Sería completamente injusto cargar las mínimas tintas contra Pep Martí, pero la realidad es que el equipo apenas cambió con respecto a lo que le dejó su antecesor. Las mismas pifias en defensa (aunque con otras caras), los mismos fallos en ataque. Apostó el balear por un 4-3-3, o para ser más concreto un 4-1-2-3, cambiando a los dos centrales (entraron Borja López y Berrocal), con Rivera como catalizador del juego, escoltado por Pedro Díaz y Fran Villalba, con Aitor García y Jony como extremos y Djuka como referencia arriba. El Puma, bigoleador la semana anterior, fue suplente. Y pese a la semana emocionalmente difícil que habían pasado por la invasión de su país natal, los ucranianos Bogdan y Kravets fueron titulares, después de hacerle saber al entrenador que se veían en condiciones. Ramírez, horas después del nacimiento de su hija en Kiev, disputó los últimos minutos.
El equipo sí mostró esa ambición por pisar el área contraria que pretende imponer Martí, pero lo hizo desordenadamente, abusando en ocasiones del juego directo y, desde luego, con poquísimo mordiente. El juego directo resultó en tramos del partido desesperante, no solo para los aficionados sino también para jugadores de toque como Fran Villalba.
El primer gol del Zaragoza ya fue un disparate rojiblanco. Eguaras botó un córner en el que fallaron Berrocal, Borja López y Diego Mariño: el primero no evitó que Jair peinara el balón, el segundo no impidió que en el segundo palo Jaume se encontrara el balón y lo empujara con el pecho y entre medias el portero no había mostrado suficiente decisión en la salida. Unos por otros, la casa sin barrer.
El equipo rojiblanco quedó conmocionado tras el gol durante el resto de la primera parte. Solo Bogdan, en una acción esporádica, pudo empatar al recoger un rechace de Gadir, pero su disparo lo repelió el poste.
Martí decidió refrescar el mediocampo al descanso, con la entrada de Nacho Méndez por Pedro Díaz. El equipo salió un poco más inspirado: un buen centro de Kravets (muy metido en el partido pese a su estado anímico) no encontró rematador y Cristian Álvarez blocó un disparo desde fuera del área.
Pero la reacción duró poco. El Sporting, presa de los nervios y la ansiedad, empezó a cometer errores groseros, uno tras otro. Lo mismo sacaba de banda Bogdan y golpeaba la cabeza de su compañero Aitor que Borja López perdía un balón peligrosísimo que Eugeni pudo convertir en gol de no haberse cruzado en su camino Mariño. Pero tampoco el portero tuvo su tarde.
La entrada de 'El Puma' le dio otro aire al equipo en ataque. La intensidad y la verticalidad de este futbolista al menos generan peligro, aunque no estuvo acertado cuando enganchó en el segundo palo, a puerta vacía, un centro de Bogdan al que esperaba que llegara Gaspar en el primer palo. Djuka, fuera del partido como es habitual últimamente, ni siquiera estaba en posición de remate.
Parecía que, pese a sus escasos méritos, el Sporting podía llevarse al menos un punto. Los rojiblancos se encontraron con el gol en el minuto 94, en un centro de 'El Puma' que tocó Gaspar y acabó empujando Djuka, que milagrosamente no estaba en fuera de juego.
Quedaba un minuto que debía haber sido de trámite, pero que fue una desgracia. Un error intolerable de Berrocal, regalando el balón a Azón, que no desaprovechó el presente. El público de El Molinón se marchó con una mezcla de rabia, frustración, preocupación y pena. Porque el Sporting, lamentablemente, da mucha pena.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de...Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting en Carrusel Deportivo. También ha trabajado en Localia TV Asturias, La Voz de Asturias - El Periódico de Gijón, diario Sport y el semanario Deporte Base de Asturias. Vicepresidente de la Asociación de la Prensa Deportiva del Principado de Asturias.