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La encrucijada de China en la guerra de Ucrania

En una operación de equilibrismo diplomático, Pekín intenta conjugar su relación estratégica con Rusia con sus intereses comerciales en Europa y Estados Unidos.

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Madrid

El guión de 2014 se repite. Si durante la anexión de Crimea a Rusia la posición de China no fue fácil, ahora tampoco lo es. Por un lado, Rusia es el socio estratégico más importante para Pekín, pero por otro, China no debe tomar partido -al menos no demasiado- si quiere proteger sus intereses comerciales y mantener su principio de no injerencia en la política de otros estados soberanos.

Un balance muy difícil de mantener según Helena Legarda, del Mercator Institute for China Studies (MERICS): "Estos intereses de China -el mantener buenas relaciones con Rusia y con Occidente, y además defender su reputación global- no son compatibles. Es por eso que estamos viendo ya que Pekín se está inclinando cada vez más hacia la posición de Rusia". Un ejemplo de esa equidistancia -combinada con guiños a Rusia- son las declaraciones de la portavoz de Exteriores de China esta semana, cuando Pekín habló de salvaguardar la soberanía e integridad de los estados, pero se negó a condenar la actuación de Putin ni quiso hablar de invasión para referirse a lo que está sucediendo.

"Para salvaguardar sus intereses, China va a adoptar una actitud ambigua, de perfil bajo, y de retórica diplomática cambiante anti OTAN, pero no de apoyo abierto o decidido a la acción rusa". Es Manel Ollé, profesor de estudios chinos en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, que recuerda el estrechamiento de las relaciones entre China y Rusia a principios de mes: el 4 de febrero, Putin y Xi Jinping firmaron un acuerdo contra el expansionismo de la OTAN y ratificaron su "amistad sin límites". Es por esa amistad que China va a contrarrestar las sanciones que se van a aplicar sobre Rusia comprándole gas, igual que hizo en 2014, a pesar de que la situación no es la que habría deseado Xi Jinping. "Para China la estabilidad ha sido siempre una prioridad, siempre ha querido un contexto estable para centrarse en su desarrollo económico y esto no facilita las cosas para Pekín" dice Rafael Bueno, de Casa Asia, que aun así cree que es incuestionable la ayuda que China brindará a Rusia en el mercado del gas.

En todo caso, esta guerra sí supone un beneficio a medio y largo plazo para China en el que los tres expertos coinciden: "Pekín puede utilizar la guerra en Ucrania para evaluar el apetito de Washington y de países europeos por involucrarse en conflictos en el extranjero. China puede sacar lecciones de cómo evoluciona la situación en Ucrania para intentar imaginarse a lo que se podría enfrentar en caso de querer atacar Taiwán." termina Helena Legarda.

 
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