A Putin le tiemblan los datos

Barcelona

A Putin no le tiemblan las piernas. Puede asesinar a familias ucranianas en nombre de su paz. Mientras su mayordomo conversa tranquilamente con los líderes atacados en una lúgubre, digamos, negociación. Es una partida simultánea extraña y cruel, pero, en cambio, le tiemblan los datos. Y mucho. Seguramente el dictador ruso fue el único que no recibió el anuncio de las sanciones económicas europeas y americanas con escepticismo. Amenazó con apretar el botón nuclear si las cosas se le ponían peor, con el propósito de atajarlas. Atención al cambio de lenguaje: lo que empezó como una medio-aséptica "operación técnico-militar" ya merece la escalada verbal hacia el chantaje nuclear. Es normal que le tiemblen los datos. El rublo ha caído un 30% y así empresas y personas que cobren en esa moneda viven ya un tercio peor. Los tipos de interés se han duplicado, del 9,5% al 20%, y quienes concierten créditos e hipotecas los pagarán más caros; perjudican desde ya a quienes los tengan a tipo variable. Las agencias de rating degradan la calidad del bono ruso: aumenta la prima de riesgo y el endeudamiento que aún pueda conseguir Moscú se pondrá por las nubes. Además, el exjefe de la KGB soviética tiene que detener a sus ciudadanos descontentos de mil en mil y de cinco mil en cinco mil. Podrá torturar a algunos, desterrar a bastantes y matar a otros, pero no podrá asesinarlos a todos, todos los días. Incluso para él es una ecuación imposible.